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RAYO 1 - ELCHE 1. Nuevo empate en casa

El Rayo repite resultado, guión y protagonistas

Los franjirrojos volvieron a ir a remolque, empataron de penalti y acabaron con diez por expulsión de Miku

Escrito por Sábado, 21 Enero 2017

    El Rayo Vallecano volvió a repetir resultado (1-1), guión de partido para remontar y protagonistas, porque Baraja no cambia prácticamente nada.

     

    Ficha técnica:

    Rayo Vallecano (1): Gazzaniga, Rat (Alex Moreno, minuto 52), Dorado, Zé Castro, Quini, Baena, Trashorras (Beltrán, minuto 87), Embarba, Diego Aguirre, Miku y Javi Guerra (Manucho, minuto 63).

    Elche C.F. (1): Juan Carlos, Rober Correa, Armando, Alex Fernández (Pedro, minuto 85), Nino, Fabián, Hervias, Pelegrín, Guillermo (Josete, minuto 68), Albacar (Iriondo, minuto 80) y Dorca.

    Arbitro: Díaz de Mera Escuderos (colegio castellano-manchego).

    Goles: 0-1. Minuto 38. Guillermo; 1-1. Minuto 72. Miku, de penalti


    El Rayo Vallecano parece empeñado en llevar la contraria a su propio himno, porque cada vez que juega se aleja de la valentía, el coraje y la nobleza que los más de noventa años de historia de este club pregonan con honor. Hoy, ante el Elche, los de Baraja volvieron a  ser un muñeco roto en manos de un niño que, sin maldad, les pudo hacer mucho daño, pero que con la inocencia impropia de un aspirante a cualquier cosa menos a descender, le dejo sobrevivir hasta el punto de, incluso, pensar que podían hacer algo más que 'rascar' un punto tras otro partido horroroso por parte local. En Vallecas, acostumbrándose a la nueva situación, cualquier arranque de rabia o de 'vergüenza torera' es aplaudido, pero de esas se dan pocas hoy en día.

    El de esta tarde era otro de esos partidos 'a vida o muerte', otra de esas apuestas en las que los protagonistas (luego hablaremos de esto) quieren sentir el apoyo incondicional de su grada, otro de esos momentos en los que todos confían se den las circunstancias para el despegue, para el punto de inflexión y para encontrar esa chispa que haga volar todo por los aires. Pues tampoco se dio en esta ocasión y el Rayo jugó a lo mismo de siempre, con los mismos de siempre y con el mismo resultado de siempre. De mal en peor. Luego podremos sacar conclusiones positivas de diez minutos de presión o de dos carreras de este o aquel jugador, pero la impresión que deja el equipo, a día de hoy, es la de un grupo resignado a luchar por no descender. Ni más ni menos.

    Baraja sigue en sus trece y, para una nueva película de terror a la vallecana, volvió a confiar en los mismos actores principales. Lo de Rat, una vez más, fue de traca, pero también estuvo "bien acompañado" en esta ocasión por un gran elenco de personajes que volvieron a dejar su imagen totalmente alejada de su 'caché'. Así, el regreso de Trashorras al equipo empujó fuera de él a los Cristaldo o Fran Beltrán, y la presencia de Miku, a Ebert, y la de Embarba a Alex Moreno y así, un largo etcétera de repeticiones y más repeticiones para conseguir lo de siempre, ponerse por debajo en el marcador y remar para terminar empatando. En esta ocasión el héroe fue Manucho, pero poco más (salvo Diego Aguirre y la vuelta de Alex Moreno, que jugó en el segundo período).

    La primera mitad de los vallecanos fue mala y eso que parecieron arrancar el choque con bríos casi desconocidos esta temporada. Un par de llegadas de inicio, con remate sobre la portería de Juan Carlos, viejo conocido de la afición franjirroja, servirían para dar inicio a un partido que nada tuvo que ver con esta aparente realidad. El equipo de Baraja volvió a ser un desastre con el balón en los pies y sufrió cuando no lo tuvo que, en el primer período, fue casi por completo. Además, una vez superada la primera y frágil línea de presión, los huecos del centro del campo se hicieron tan evidentes que el Elche aprovechó para buscar, a su ritmo, acercarse a las inmediaciones de Gazzaniga, que una semana más sería titular.

    Un lanzamiento de falta lateral, cierto barullo en el área y un remate de Guillermo, sirvieron para que el Elche, que llegó a Vallecas a dejar con descaro que pasaran los minutos, se pusiera por delante casi sin querer, invitado por la parsimonia y la exagerada benevolencia de este Rayo, indolente y sin sangre. La expectación y casi indiferencia de la grada se transformó entonces en unos pitos que recogían la tensión acumulada por la imagen del equipo, sirviendo como aviso a navegantes, desde Baraja hasta el último integrante de esta plantilla.

    La sonora despedida al equipo en el descanso tampoco tendría reflejo relevante en lo que iba a suceder en el inicio de la segunda. El Elche, tranquilo como estaba con su marcador a favor y con un rival que apenas le inquietaba, movió el balón con paciencia imprimiendo velocidad en los metros finales a la espera de otro 'regalo' que les diera una ansiada victoria. Consumido el primer cuarto de hora, el técnico franjirrojo decidió que era buen momento para provocar algo diferente y en esta ocasión acertó. La entrada de Manucho sería el revulsivo que esperaba el equipo y la de Alex Moreno, acompañando a Diego Aguirre (de lejos el mejor del equipo hasta ese momento) en la banda izquierda, la nota definitiva para que el equipo cambiara su cara. Tampoco fue nada espectacular, pero dos carreras de Manucho, tres de Moreno y otras dos de Aguirre, servirían para que pareciera que el Rayo jugaba a otra cosa.

    Manucho provocaría un penalti protestado por los visitantes, que no consideraron tan grave la falta de Pelegrín sobre el angoleño como para sufrir tanto castigo. Miku, desaparecido hasta entonces, aprovechó la pena máxima para empezar a ser protagonista, aunque su posterior expulsión, tras protestar solicitando un saque de esquina no concedido y tras cometer una clara falta en la disputa de un balón, dejó al equipo en desventaja para unos minutos finales en los que, tras le ebullición de la grada por el empate y el empuje posterior, todo volvería a igualarse.

    En definitiva, el Rayo sigue sin carburar, su entrenador mantiene su idea, su esquema y a los mismos jugadores en el campo y estos últimos ofrecen un espectáculo muy alejado de lo que se espera de ellos. Resumen: desastre a la vallecana y miedo en el cuerpo.

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