El Rayo Vallecano consiguió derrotar al Almería, rival directo en la lucha por evitar los puestos de descenso, tras un partido que se decidió por un autogol de los andaluces y por un penalti detenido por Gazzaniga en la en la segunda mitad. Entre una acción y otra, el Rayo mejoró en intensidad, en agresividad y en ganas, pero siguió adoleciendo de credenciales futbolísticas que hagan presagiar el despegue definitivo.

Baraja, que ha dejado 'marcados' a algunos futbolistas con su decisión de desconvocarles en la que parecía su última final como entrenador del Rayo, salió reforzado en la apuesta por renovar el once, algo que la grada venía reclamando desde su llegada al banquillo franjirrojo. Para el choque de hoy rejuveneció el centro del campo y el ataque, manteniendo atrás la veteranía de los Dorado y Amaya. Para la banda izquierda recurrió de nuevo a la dupla Aguirre-Alex Moreno, con Quini y Embarba por el otro costado, dejando a Baena las tareas destructivas y con el recién llegado Borja Gómez en la sala de máquinas habitualmente comandada por un Roberto Trashorras que se quedó fuera del once y fuera de la convocatoria (al mejor estilo Sandoval). Manucho, y un sorprendente y muy activo Comesaña, se encargaron de las facetas de presión en la salida del balón y de llegada en busca del gol.

El inicio del partido por parte vallecana fue explosivo. Sus primeras acciones, repletas de dinamismo y velocidad, sorprendieron a un Almería que necesitaba poco para empezar a tambalearse y que, tras los primeros avisos, vería como un centro de Diego Aguirre desde la banda izquierda suponía el 1-0, por autogol de Velez, tras siete minutos de juego. Las cosas volvían a ponerse de cara de nuevo para un Rayo que, aunque menos descarado que en Valladolid, volvió a repetir los mismos pecados que en el José Zorrilla. Los franjirrojos poco a poco irían cediendo terreno para que el Almería se adueñara del juego y, sin profundidad ni pegada, monopolizara el ritmo de un partido que tendría llegadas por ambos bandos. El Rayo fue más vertical y profundo, con salidas rápidas tras robo, mientras el Almería intentaba buscar los huecos entre la maraña defensiva de un equipo que se volvió conservador y que confió su suerte a la defensa a ultranza del marcador y a la fortuna en el remate de alguno de sus centros al área. Jordi Gómez estuvo menos activo de lo que se espera de él, aunque mostró muy buenas maneras, mientras que los extremos y los laterales se sumaban al ataque con alegría, desbordando a los defensores y buscando por momentos sorprender a Casto. Comesaña se vació en la presión, bien secundado por Manucho, y el Rayo quiso sentirse cómodo en su repliegue a campo propio.

El inicio de la segunda mitad se pareció al comienzo del partido, aunque el cansancio acumulado rebajó notablemente la intensidad. Jordi Gómez lo intentó con un remate desde la frontal que se marchó desviado, mientras Manucho y Comesaña intentaban llegar a los envíos que sus compañeros realizaban desde las bandas. A los diez minutos Baraja apuntaló mucho más la vertiente defensiva del equipo sentando a Comesaña y dando entrada al joven Fran Beltrán, que sigue ganando enteros cada jornada que pasa. Con el ritmo de nuevo en manos del Almería, aunque sin aparente peligro, se produciría la jugada más importante del encuentro (tras el gol inicial). Un claro penalti cometido dentro del área local, lanzado por Chaves, sería detenido por Gazzaniga que, una vez más, volvería a convertirse en el héroe de un Rayo que terminó sufriendo el asedio inoperante y poco efectivo de un Almería que pasa por ser el peor equipo de la categoría lejos de su propio estadio.

Embarba remataría fuera un buen envío de Quini que, tras la entrada de Galán por Jordi Gómez, pasaría a la posición de interior derecha. El Rayo volvería a depender una vez más de las salidas en velocidad de un Embarba que estuvo mucho más acertado en los desbordes que en partidos anteriores y de Quini, que 'ganó puntos' con su posición avanzada. El Almería, que no pudo aprovechar los cuatro minutos de añadido, acabó frustrado y desesperado, mientras el Rayo, en un partido que mostró al menos algo de frescura y de empuje, se felicitó por una victoria tan necesaria que merecía dejar de lado la propuesta futbolística. El resto de lo que sucedió en el partido, con la grada mirando al paco para solicitar la marcha de Martín Presa y la no presencia de Zozulya en el club, sirvió para crear un ambiente espectacular en un Estadio de Vallecas que volvió a rugir en favor de los suyos.