La de hoy no es una crónica al uso. Podemos hablar de lo sufrido que fue el partido ante el Lugo, del golazo de Alex Moreno para devolvernos al Olimpo de los dioses del fútbol patrio, de los remates de Bebé a las nubes, de las inverosímiles ovaciones a Manucho o del fútbol que se cae de los bolsillos de Unai López. Podríamos hablar de los valores que tanto remarca Alberto, de la sobriedad de Dorado y Abdoulaye, de lo poco vistoso pero cumplidor que es Baiano y del trabajo a destajo y siempre efectivo de Fran Beltrán. También podríamos hacerlo de la explosividad de Embarba, de la magia de Trejo y del oportunismo hoy venido a menos de Raúl de Tomás. Podríamos hablar de todo eso y de muchas más cosas, pero hoy hablaremos de magia, de sentimiento, de alegría.
Quizá sea un insulto nombrarlo, pero hoy desterramos Anoeta, volveremos otra vez, sí, y espero que sea para recuperar la dignidad y el prestigio perdido hace no tanto tiempo. También volveremos al Bernabéu, al Calderón y al Camp Nou y jugaremos en el Alcoraz como flamantes equipos de Primera División. Y lo hará la afición de Vallecas, esa que hoy, en ese sufrido partido ante el Lugo no paró un segundo de animar. Así sí, ojalá se unieran todos los astros para conseguir que lo de hoy sea el principio de una historia en la que el Estadio de Vallecas siempre presenta fiestas como esta. Es cierto que no siempre se asciende, que hay momentos que las circunstancias mandan, pero Vallecas, cuando se engancha lo hace de verdad.
El espectáculo de hoy es digno de ser vivido una, otra y mil veces. La cara de felicidad de jugadores como Galán, que apenas han contado esta temporada para Míchel, o de Joni Montiel que salió cedido para sumar minutos a su carrera futbolística son el resumen de una tarde gloriosa que ha devuelto al Rayo a Primera División. Y lo ha hecho de la mano de un hombre de la casa, de un hombre del barrio, de un hombre que siente, padece, disfruta y mama el Rayo como el que más. Lo de Míchel es digno de ser alabado y recordado por siempre. Cogió un equipo que estaba hecho unos zorros y en una situación que más bien aparentaba ser un 'marrón' que una oportunidad. Lo salvó, lo amoldó a su gusto y hoy encontró el fruto a su esfuerzo, su trabajo, su constancia y su calidad.
El Rayo derrotó al Lugo, lo hizo en ese partido que en cualquier momento puede darse la vuelta, lo hizo con un gol, un solo gol, pero un gol que fue suficiente para hacer felices a miles de vallecanos. La fiesta posterior en el césped, en el interior del estadio, en el autobús camino de la fuente, en la propia fuente y lo que seguro que vendrá después, es consecuencia de ese gol y de esa simbiosis que forman la afición del Rayo y su equipo, a pesar de tantas cosas. Hoy el Rayo vuelve a Primera, hoy el Rayo nos hace felices, hoy el Rayo consigue que se cumplan nuestros sueños. ¡¡Enhorabuena a los rayistas!!, os lo merecéis.
