El Rayo Vallecano ha comenzado la Liga. Después de ser vapuleado por el Sevilla en la jornada inaugural, el equipo de Vallecas se medía a uno de los aspirantes al título de este año, el Atlético de Madrid. Y lejos de sufrir otra goleada, como muchos atléticos esperaban y muchos rayista temían, el equipo dirigido por Míchel ofreció una gran imagen durante los 90 minutos. Sólo la estrategia a balón parado condenó al Rayo a seguir con su casillero de puntos a 0.

 

Los de Vallecas tenían clara la estrategia: solidaridad, líneas bien juntas, presión intensa y salida rápida a la contra tocando el balón al primer toque. La defensa del Atlético, sin 9 que fijar, no podía evitar que el Rayo conectara y llevara peligro una y otra vez en los primeros minutos de la mano de Embarba.

 

El partido habría cambiado si en una de esas jugadas el balón le hubiera llegado a Álvaro o a Trejo, que esperaban para embocar; o si Embarba se hubiera ido al suelo tras ser tocado poco antes de un disparo que se fue desviado por poco. El primer cuarto de hora del Rayo nada tuvo que ver con lo visto hace 6 días en Vallecas y los más de 300 rayistas desplazados empezaron a darse cuenta en el minuto 15 de que la sombra del Matagigantes estaba planeando sobre el Metropolitano.

 

Kakutá brillaba, Griezmann no la olía y Lemar quería pausar el ritmo para el Atlético. El dominio atlético se fue asentando, pero eso no hacía sufrir al Rayo que juntó aún más sus líneas y solo asomaba en contras puntuales en un juego que no se veía favorecido por el mal estado del césped.

 

Las constantes llegadas de Álvaro y Alex Moreno obligó a Simeone a retirar a un superado Juanfran, con molestias, e incluir el músculo de Thomas. El excepcional trabajo del Rayo en todas sus líneas no evitó que la calidad individual de sus jugadores pusiera en apuros al guardameta rayista. Le costó, eso sí, más de media hora comprobar que Alberto tenía los guantes puestos para algo. Primero Lemar de tiro raso y luego Correa, en fuera de juego, llevaron el 'uy' a la grada. 

 

Fueron las ocasiones más claras de una primera parte que acabó con 0-0 y que alimentaba la esperanza del rayismo de poder hacer algo grande en los siguientes 45 minutos. Suponemos que la charla de Míchel en el descanso estuvo llena de elogios para los Álvaro, Trejo, Moreno, Kakutá, Embarba, Elustondo, Alberto... por su buena primera parte y de ánimos para los Comesaña, Advíncula, Ba... algo más desdibujados e imprecisos en los primeros 45 minutos.

 

La segunda mitad siguió el mismo guion que la primera. El Atlético buscaba el gol con tiros lejanos de Saúl. El Rayo buscaba la contra y respondía con Trejo y Álvaro García, cuyos disparos dentro del área se iban muy por encima del larguero. Griezmann parecía desaparecido y todo el peso ofensivo colchonero lo llevaban Correa y Diego Costa por la banda izquierda del ataque. En una de esas internadas taponada por la defensa rayista iba a llegar el único gol del encuentro. Balón prolongado en el centro del área y Antoine Griezmann remataba a bocajarro con pierna izquierda ante un Embarba que rompía el fuera de juego y que no anticipó al pase. 1-0 en el 62 y la pizarra de Simeone que volvía a darle 3 puntos al Atlético. El primer acercamiento peligroso de Griezmann en todo el partido y la última llegada del Atlético al meta rayista.

 

Porque desde entonces los locales no quisieron volver a saber nada del balón ni de llevar la manija del encuentro. Los cambios del Cholo no pudieron ser más significativos: fuera Correa y Griezmann. Míchel dio entrada a Pozo, Medrán y al canterano y debutante Sergio Moreno y el Rayo se fue a por el empate. 

 

Lo tuvo en su mano. Primero falló Advíncula en un córner, luego Embarba de falta muy centrada y poco después dos milagrosas manos de Oblak a disparos de Pozo y Sergio Moreno impidieron el empate. Pero pese a la derrota el rayista se fue del estadio (o apagó la tele) satisfecho por haber visto a su equipo competir. Faltó muy poco para puntuar en el Metropolitano ante un Atlético repleto de estrellas que fueron anuladas por el gran trabajo táctico de Míchel. Faltó muy poco para empezar a restar puntos por la permanencia. Y faltó muy poco para que el debut de un canterano en Primera se convirtiera en el soñado por cualquiera que ama la franja. Para que luego digan que no teníamos delantero.

 

El equipo va cogiendo forma y antes del cierre del mercado incorporará a algún jugador más que mejorará lo visto hoy sobre el césped. Porque el partido frente al Atlético no representa el habitual estilo de juego de Míchel y eso significa que hay un plan B en caso de medirse a un rival más completo que nosotros.

 

Dentro de 7 días el Rayo se enfrenta al Athletic de Bilbao (aún se desconoce si en Vallecas, probablemente, o en Bilbao, muy poco probable). Para entonces los últimos fichajes, De Tomás sobre todo, ya estarán a disposición del cuerpo técnico y listos para inaugurar el palmarés de victorias esta temporada. Porque por fin, el Rayo ha comenzado la liga.