Opinión. Hace ya algunos años (no sabría decir si son 5, 6 o más) tomé una de las mejores decisiones de mi vida. Harto de buscar y rebuscar, sin éxito, información de mi equipo en televisiones, radios y periódicos nacionales y generalistas opté por 'desenchufarme' de los 'grandes' medios y refugiarme al calorcito de la información independiente local y del Rayo Vallecano.
Saber lo que sucedía en los entrenamientos del primer equipo masculino y femenino, conocer la información de los viajes y el malestar de la afición o escuchar/leer a los más jóvenes de la cantera me hacía bastante más feliz que ver 17 repeticiones del mismo gol desde diferentes ángulos o saber a qué peluquería había acudido tal o cual jugador de moda.
Por entonces y pese a llevar como periodista casi 10 años nunca me planteé hacer lo mismo que veía hacer, con cierta envidia, a los compañeros que se dedicaban al Rayo. Todos vosotros sabéis de quiénes hablo pero en este artículo quiero poner nombre y apellido a uno de ellos: Miguel Ángel Tejeda.
Empecé a ser un asiduo a la Ciudad Deportiva del Rayo cuando me fui a vivir cerca de allí: no me perdía un entrenamiento, ni un partido de cantera. Y casi siempre se repetían las mismas caras. Por allí estaba siempre un chico bastante joven con su inseparable cámara de fotos en una mano y con su inseparable hijo de la otra. Ya fuera por la timidez de la juventud o por la tontería que yo tenía encima por aquella época nunca cruzamos frases más allá de un "Buenas tardes", un "Vaya frío/calor hace" o un "¡Vaya forma de llover!". Nunca me presenté. Nunca le pregunté su nombre. Y nunca le pregunté dónde se podían ver sus fotos.
Con el paso del tiempo me enteré de que él era Pasión por el Rayo. Y no me he equivocado al escribir la frase: el solito ha sido capaz de sostener un proyecto como Pasión por el Rayo durante 10 años. Desde que volvimos a Segunda División (tras un lustro de apagón informativo en Segunda B) pasando por el ascenso y Tamudazo de Sandoval, la era Jémez, el paripé de Anoeta o el retorno a primera de la mano de Míchel. Pero no todo ha sido seguimiento del primer equipo. Nunca ha faltado en PxR cariño hacia la cantera, hacia el femenino o hacia la afición. En los últimos años ha mantenido una web, unas redes sociales, creado una app, hecho retransmisiones de todos los partidos del B y algunos del juvenil y dado forma a un programa semanal en el que han cabido jugadores, veteranos, entrenadores, periodistas y hasta el presidente del club que rara vez se digna a aparecer por los medios independientes del rayismo.
Haciendo un pequeño esfuerzo seguro que podéis imaginar la ingente cantidad de horas que le ha supuesto esa labor. Horas que le ha quitado a su familia, a su descanso, a su ocio personal. Diréis que si lo ha hecho es porque le ha dado la gana. No os falta razón. Pero gracias a sus ganas hemos podido seguir al B por los campos de Tercera; o visto y escuchado la versión de los protagonistas del Rayo la última década.
Después de todo lo dicho hasta aquí, de llevar la última hora del club a la afición y de publicitar la marca Rayo durante 10 años su premio tras el ascenso del equipo fue el endurecimiento de los requisitos de la liga para acreditarse y realizar su trabajo con aquella inseparable cámara. Nadie del club salió en su defensa o al menos a mí no me consta. Ni en la suya ni en la de otros medios como el suyo. No le pilló por sorpresa después de que en los actos de celebración por el ascenso el Rayo fuera incapaz de visitar o hacer un pequeño acto con los pequeños medios independientes.
Lo injusto de esta situación me llevó a romper la frontera invisible que separa al lector/oyente del periodista y ofrecerle toda mi ayuda para lo que pudiera necesitar en su décimo aniversario. Lo curioso del asunto es que tengo la sensación de que desde que me abrió las puertas de su casa es él quien me está ayudando a cumplir mis sueños como periodista. Escribir sobre fútbol, analizar a mi Rayo, comentar un partido en la radio y opinar libremente en una tribuna rayista eran algunas de las cosas que en su día me llevaron hasta la facultad de periodismo.
Y encima siempre podré decir que lo hice en el 10º aniversario del medio más longevo del rayismo. Feliz cumpleaños Pasión por el Rayo. 10 años siendo un medio de 10.