Opinión. El rayismo se enteró el lunes de que el proyecto de Míchel estaba en tela de juicio tras siete partidos, cinco si restamos los encuentros frente a Sevilla y Atlético con la plantilla sin hacer, y lo que más duele ya no es el interés de la filtración, sino el fondo: ¿el Rayo ya está cuestionando a su entrenador?
Este Rayo hace tiempo que dejó de ser el Rayo Vallecano. La recompensa para un entrenador que en cuatro meses te salvó de bajar a segunda B y que doce meses después te ascendió a primera es filtrar un ultimátum cuando apenas ha tenido la plantilla al completo cinco partidos para poder trabajar con ella.
Pero el problema no es sólo la directiva (que ya viene de lejos) sino que las dudas sobre Míchel (y sus jugadores) se ejemplifican en silbidos durante los partidos en Vallecas y en insultos y descalificaciones en las redes sociales. Lo último no me sorprende. Twitter es así. Lo de los pitos sí me chirria. Tenía entendido que en Vallecas no se animaba o silbaba a jugadores en concreto, sino que se apoyaba al equipo del minuto 1 al 90. Lo que se suponía que nos convertía en una afición diferente.
Como dije, debe ser que este Rayo ya no es el que era. El que yo conocí tenía más que asumido su rol como equipo ascensor y de lo que se trataba era de disfrutar el breve, aunque placentero, paso por primera división. Por puntuación ni siquiera estamos entre los primeros 20 equipos históricos de la liga. ¿Hasta dónde se puede reclamar más de lo que ya da a uno de los pocos entrenadores con ADN rayista y vallecano que ha pasado por el banquillo?
Parece ser que la respuesta es la jornada 7. Siete partidos de crédito a Míchel en su debut en primera. Me vais a permitir que escriba que me parece un disparate. Y más si haciendo memoria me acuerdo de que en los 3-4 primeros partidos de su primer año en el Rayo no logró victoria alguna. O si me acuerdo que en las primeras 7 jornadas del año que ascendimos y fuimos campeones de segunda el equipo pululaba por la zona media-baja de la tabla. En su tercera temporada el arranque no ha sido mucho mejor. Pero señores, esto es la primera división. ¿Que esperábamos? ¿Puesto Champions? Lo dije en la primera jornada. Lo digo en la séptima y lo diré en la vigésimo quinta si hace falta: hemos vuelto para sufrir.
Por eso no entiendo lo que ha pasado esta semana. Demasiado pronto para agitar el avispero. Espero que Míchel haya tomado buena nota de cómo se las gastan desde el palco de Vallecas. El club le despidió por la puerta de atrás como jugador. Ojalá no suceda de nuevo como entrenador. Míchel se ha ganado el derecho de dirigir a su Rayo en su estreno en la élite. Tranquilidad, por favor.
