Son horas de pesimismo para el rayismo. Lo vienen siendo casi desde el inicio de la temporada. La hinchada franjirroja no está disfrutando del regreso de su equipo a primera división. Los resultados no ayudan. Eso es obvio. Pero tengo la impresión de que hay alguna razón más que se escapa de mi comprensión.

Veo y leo a rayistas buscando una tabla de salvación en cualquier sitio: defensa de 5, este o aquel jugador, dos delanteros... Yo mismo he de reconocer que hace un par de semanas reclamaba en redes sociales el regreso de Unai a Vallecas como refuerzo en el medio.

Y precisamente el posible regreso de Unai en el mercado de invierno ha abierto el debate de los canteranos. El Athletic podría poner como condición una compra más que favorable de Sergio Moreno, delantero estrella del filial, solo por la cesión al Rayo de Unai durante 6 meses. La duda es: ¿podemos perder a un jugador de proyección por una posibilidad de salvar la categoría?

No es esa precisamente la manera en la que a mí me gustaría ver a nuestros canteranos. Todo el mundo parece estar de acuerdo en que cuando las cosas van mal, hay que tirar de cantera y probar su valía sobre el césped. O casi todo el mundo, vaya, porque Míchel está haciendo oídos sordos a esta demanda de algunos rayistas que sólo han podido ver a Akieme y a Sergio Moreno, los 2 únicos canteranos que se han estrenado, en contados minutos entre Liga y Copa.

Sospecho que Míchel tiene una opinión parecida a la mía: el Rayo Vallecano tiene una plantilla de 25 futbolistas con sueldos más importantes que los que tienen Aki y Sergio y son ellos los que deberían sacar las castañas del fuego. Los fichajes, no los canteranos. O viceversa: no los canteranos y sí los fichajes que para eso han costado un riñón y parte del otro.

Sandoval sí lo hizo con Beltrán. Quizá por convicción, quizá por valentía, quizá no tuvo más remedio en un vestuario que hacía aguas con los centrocampistas enfrentados al entrenador y el entrenador a los centrocampistas. Y Beltrán respondió, como seguramente lo haría Akieme o Sergio Moreno si les dejasen, o los Porro, Uche, Franchu, Machuca...  si alguien en su día hubiera creído en ellos (y no estoy hablando solo de un entrenador) en su día.

Para mí ese es el gran problema del Rayo: no el papel en el presente de la cantera, sino el papel de la cantera en el futuro para el crecimiento de nuestro club. Ese proyecto no existe y me atrevo a decir que no existirá mientras el equipo siga en manos de quién está y el único objetivo sea estar en primera división solo para recaudar los millones de la televisión.

Tristemente esta película ya la hemos visto: probablemente descenderemos a 2ª y probablemente nuestros canteranos se marcharán a otros equipos hartos de perseguir una oportunidad que no llega ni en los despachos ni en el césped. Me gustaría ver algún día al presidente del Rayo explicar qué proyecto tiene para el primer equipo y para la cantera; a un entrenador poniendo a los chavales en partidos claves durante muchos minutos; y a un canterano prometiendo que seguirá en el Rayo y cumpliendo su palabra.

Dicen que los milagros suceden en Navidad. Quién sabe...