A eso de las 6 de la tarde del sábado ningún rayista entendía cómo el Atlético de Madrid había logrado sacar los 3 puntos de Vallecas. Griezmann metió la que tuvo y Oblak paró todas las que tuvo el Rayo. Hasta ahí llegaba la comprensión del aficionado franjirrojo.

El rayismo consultaba el teléfono o la televisión buscando la repetición de las jugadas polémicas del partido: ¿Cómo es posible que lo que pareció tan claro a simple vista no haya sido captado por una decena de cámaras?

En realidad sí se captó pero dió igual. En su día dije que el VAR era un gran invento para el fútbol, pero que en manos del arbitraje español era un desastre. Porque los árbitros de nuestro país, como los futbolistas o los periodistas, se equivocan. No hay nada más humano. Incluso viendo una repetición o mil hay ocasiones en las que podemos no ponernos de acuerdo. Lo entiendo. El problema viene cuando a tus clientes, a los aficionados al fútbol, a ese rayista desorientado el sábado no les explicas por qué has tomado la decisión que has tomado.

Ni detractores ni defensores del VAR saben cómo, cuándo y por qué se revisan unas jugadas y otras no. ¿No sería mejor aplicarlo a cualquier jugada decisiva de un partido? ¿No les gustaría a los árbitros españoles que su trabajo fuese perfecto? ¿Tanto costaría tener a una persona o a varias explicando con un rótulo en el marcador o un mensaje en redes sociales lo que ha sucedido y el por qué en el reglamento?

En lugar de eso, todos somos árbitros federados y sabemos qué ha pasado con la convicción de que estamos en posesión de la verdad. Hasta los futbolistas y los clubes en posteriores declaraciones se meten en la labor arbitral. Algunos para calmar los ánimos, como Raúl de Tomás, firme detractor del VAR, y que con las pulsaciones a mil por hora se mantuvo firme en su opinión de que no le gusta recurrir al vídeoarbitraje. Otros, para echar gasolina al fuego y sacar rédito de ello.

Avisaba Raúl Martín Presa a dos días del choque del efecto que podría tener el victimismo arbitral del Atlético de Madrid en boca de Gil Marín y acertó de pleno. Siete días después del polémico mensaje oficial del Atlético cuestionando el arbitraje ante el Madrid, la cuenta oficial de los colchoneros guarda sepulcral silencio sobre lo sucedido en Vallecas.

Por suerte, el CM del Rayo Vallecano ha sabido ironizar sobre la actitud del Atlético de Madrid. No suelo prodigarme en halagos hacia el club y menos dos veces en un mismo artículo (¡rápido, pedid un deseo!) pero al césar lo que es del césar. El tuit del community manager del Rayo Vallecano no es para llorar sobre el arbitraje recibido, es para denunciar la vomitiva hipocresía del equipo grande que se queja del arbitraje ante otro equipo grande en las horas previas al partido contra un equipo pequeño.