Opinión. En el mismo momento en el que finalizan tres décadas de cesión del Estadio de Vallecas me apetece hablar de la situación del Rayo Vallecano. Parece que el club no ha avanzado nada en estas tres décadas, que por muchos millones que hayan entrado y salido por sus puertas (en sobres, en pagarés o de la manera que haya sido), pocas cosas han cambiado. Es más, de la modernidad que desprenden muchos otros clubes de nivel inferior a priori, no se atisba ni un pequeño reflejo, nada de nada. Ya hemos escrito muchas veces en este medio de la estructura interna del club y, si quien debe leer estas reflexiones lo hace con atención, sabe que esta es una realidad absoluta. No voy a repetirme en esa línea.

Quien manda en el Rayo está muy involucrado en los fichajes o no fichajes, en las llegadas, en las salidas, en los traspasos y las cesiones. Quien manda en el Rayo tiene muchos frentes abiertos. La afición sigue de uñas por muchas razones. El Estadio y los políticos de turno. La plantilla. La ciudad deportiva y el estado de sus campos (césped natural y césped artificial, obras o no obras....). Todo parece abandonado en Vallecas, esa es la impresión que ofrece el club franjirrojo desde fuera.

En el mismo momento en el que finalizan tres décadas de cesión del Estadio de Vallecas vengo a preguntarme qué es el Rayo Vallecano, qué tiene el Rayo Vallecano, en qué se sustenta el Rayo Vallecano. Este club no tiene un estadio propio, no tiene una ciudad deportiva propia, no tiene nada propio, todo es cedido, todo es "regalado" y para colmo lo descuida. El Rayo Vallecano solo tiene, y lo triste es tener que decir "solo", el valor de una plantilla y el dinero de un banco, menos el valor de una deuda (incluida la que se mantiene con "quien manda en el Rayo"). El Rayo se reduce a dinero, el valor del dinero.

¿Hasta cuándo? Entramos en julio y no hay el menor indicio de los codiciados abonos del Rayo (quizá el amor de la gente del Rayo por su equipo permita que los que mandan no se afanen en sacar cuanto antes los carnets a la venta). No hay nada que nos permita pensar que los diseños de las camisetas van por buen camino. Nada. El Femenino se va reconstruyendo poco a poco, pero no se oficializa la llegada del nuevo cuerpo técnico. El filial tiene a varios jugadores a la espera de la confirmación definitiva sobre su futuro y con estas cosas, un club señor como debería ser el Rayo, no puede jugar. El Torneo Miguel Carrasco este año no se ha celebrado, ya hablaremos sobre esto, porque también tiene miga... y así seguimos sin parar.

El Rayo es un club en el que parece que solo importa si Alex Moreno sigue o se va, si llega el fichaje del Córdoba o no (por fin confirmado para alivio de alguno)... el Rayo es un club vulgarizado y que, además de no sustentarse en nada, absolutamente nada, no es capaz de cuidar sus pilares: el apoyo de su gente, la representación de unos valores, la defensa de una causa.

En el mismo momento en el que finalizan tres décadas de cesión del Estadio de Vallecas vengo a preguntarme qué se ha hecho tan mal para que después de tanto tiempo nada haya cambiado a mejor. Esto no parece tener fin. Una pena.