El Rayo Vallecano volvió a demostrar frente al líder de la categoría lo que es a día de hoy el equipo: para lo bueno y para lo malo. Un conjunto capaz de avasallar a su rival sin dejarle oler la pelota (igual es algo exagerado, pero si podría decirse no cruzar el medio campo) durante amplios tramos del partido y que inexplicablemente comete errores defensivos impropios de una categoría tan exigente como es la segunda división.
Los primeros 20 minutos del Rayo Vallecano frente al líder de la categoría se podrían definir como un auténtico asedio. Bebé, Saveljich, Ulloa y Embarba lo intentaron en repetidas ocasiones sobre la meta de René que se convirtió en el mejor del Almería con varias paradas de mucho mérito que mantuvieron al equipo indálico en el partido. Que el video marcador no reflejará un 1-0 o incluso un 2-0 fue fruto del milagro obrado por el portero.
Por el portero y por el VAR que no entró a valorar un posible agarrón a Ulloa cuando iba a recibir otra vez solo delante de René, un posible codazo de Owona a Embarba que parecía 'naranja' (y que se quedó en nada) ni una dura entrada de Sekou a Alberto en un balón dividido.
Embotellar al Almería durante media hora le pasó factura física a un Rayo que empezó a ceder la posesión. El primer aviso almeriense llegó en una falta colocada por Vada al travesaño. Por fortuna, el maleficio del primer disparo se rompía tras varias jornadas encajando en la primera ocasión del rival. Ni uno ni otro equipo querían llegar al descanso con el partido igualado, pero el acierto en generar ocasiones de los primeros compases del encuentro desapareció en el tramo final de la primera mitad.
Paco Jémez debió espolear a los suyos en el descanso porque el guión de la segunda parte siguió paso a paso lo visto en los primeros 45 minutos. Saúl avisaría desde la corona del área pero iba a ser un desaparecido Santi Comesaña el que iba a poner por delante al Rayo. En su primera titularidad no había disfrutado en exceso del juego hasta que un rechace de René demostró que sabe estar donde hay que estar y que tiene llegada. Un todocampista que desequilibrada la balanza momentáneamente.
Porque el destino iba a querer que, cuando el actor principal del partido enfiló la bocana de vestuarios tras ser sustituido, la defensa rayista regalara el empate al Almería. Falta de entendimiento en la zaga y Juan Muñoz, que pasaba por allí, mandaba el balón a la red. Precisamente Juan Muñoz. No podía ser otro el que enchufara tras un verano en el que su nombre sonó con fuerza para desembarcar en el Rayo.
Mientras el delantero almeriense lograba mantener la condición de invicto de su equipo (en un partido en el que claramente mereció perderla), la delantera del Rayo completaba otro partido en el dique seco y ya van 7 jornadas. Ulloa y Piovaccari las tuvieron, pero los grandes delanteros no las tienen: las meten.
Esto es el Rayo, para lo bueno y para lo malo. Invicto en casa pero incapaz de cerrar partidos que domina en posesión y ocasiones. Solo a final de temporada sabremos si estos puntos que se han escapado de entre los dedos serán relevantes en la clasificación.