"El fútbol a veces es muy hijo de puta". No son mis palabras ni siquiera las de Pasión por el Rayo. Son de Paco Jémez, el entrenador del Rayo Vallecano que durante esta temporada ha sufrido empates y derrotas tan injustas como la que hoy le tocó vivir a su rival de Copa del Rey: la SD Tarazona.

El conjunto franjirrojo consiguió el pase a la siguiente ronda de esta renovada y vibrante competición de la Real Federación Española de Fútbol con un gol sobre la bocina de Óscar Valentín. Una jugada aislada, después de muchos minutos de mal juego y cuando el oxígeno ya había dejado de llegar a las piernas de los futbolistas aragoneses le mostraba al equipo de Tercera División la cara más cruel de este deporte.

Un Tarazona que comenzó el partido muy bien plantado e impidiendo que el Rayo Vallecano realizara su juego sobre el césped artificial del estadio municipal. Los vallecanos pusieron en escena una alineación sorprendente con hasta seis defensas. Dos de ellos, Martín y Saúl, jugaron de pivote defensivo y de extremo izquierdo durante muchísimos minutos de partido.

Ya fuera por el innovador once o por el excelente trabajo del cuadro local, el Rayo no entró a escena hasta casi el cuarto de hora de partido. Andrés Martín en dos ocasiones, una de ellas al palo, silenciaba temporalmente a una animosa afición que pediría penalti por mano dentro del área rayista al filo de la media hora.

Las gradas pasaron del 'uf' de aquella madera al 'uy' cuando se sucedieron las ocasiones de Sánchez y Martín en los últimos minutos de la primera mitad. Pero los jugadores de la SD Tarazona no iban a tener la noche ante un Morro que se convirtió en un muro inexpugnable y que fue el artífice del 99% de la victoria. Antes de que el árbitro señalara el camino de vestuarios, Joni Montiel pudo adelantar a los franjirrojos pero Juan Cruz quiso emular a su compañero y rival en la portería rayista con dos intervenciones de mucho mérito.

La segunda parte se presentó sin cambios en las alineaciones pero sí en la actitud de los locales que se fueron descaradamente a por el partido conscientes de que la gasolina tarde o temprano empezaría a escasear. Juanma y Martín obligaron a Morro a lucirse con dos paradones cuando la afición turiasonense ya cantaba gol. Salvo la alargada figura del cancerbero nadie en las filas rayistas parecía dar un paso al frente para salvar una eliminatoria que se complicaba por momentos.

Pese a los cambios (Pozo, Embarba y el debut en competición oficial con el primer equipo del joven de 20 años del filial Marc Echarri) el Rayo Vallecano sufría sin encontrar su fútbol y era incapaz de generar más que ocasiones aisladas que ni siquiera fueron entre palos. La prórroga estaba servida.

Un Tarazona intenso, con una alta presión en todas las líneas y jugando rápido y al primer toque tanto en ataque estático como a la contra se enfrentaba a media hora más de fútbol que iba a terminar en agonía. Antes de que Óscar Valentín aprovechara el balón bajado de Piovaccari para certificar que el fútbol a veces es un "hijo de puta", el árbitro había anulado un gol por fuera de juego de Marc Echarri y Morro había anulado cualquier esperanza de Juanma, el delantero de la SD Tarazona, de ser el héroe local de la noche.

Después de 122 minutos de fútbol, coraje, bravura y pelea, los turiasonenses caían rendidos al césped. A veces hay derrotas que saben a victoria. El Rayo, por su parte, sufrió ante un equipo que no solo puso de manifiesto sus debilidades sino que, tras un fin de semana complicado, le ha cargado las piernas con más de dos horas de juego. Como sucedió hoy en Tarazona, parece que el sino de los vallecanos será sufrir hasta el último minuto del 2019. ¡Vaya añito!