El Rayo Vallecano consiguió darle la vuelta al marcador de la Romareda y lo hizo fruto de la revolución total que propuso su técnico para la media hora final de choque. Viendo que el partido estaba totalmente volcado hacia campo maño, el técnico dio un vuelco a su once para convertirlo en una avalancha ofensiva que terminara derribando el muro zaragocista.

El conjunto vallecano arrancó el choque con un equipo inicial en el que tan solo dos futbolistas, además de Dimitrievski, mantuvieron su posición durante los noventa minutos. Advíncula y Qasmi fueron los únicos jugadores que no cambiaron su posición o fueron sustituidos a lo largo de un partido que empezó a moverse con la primera modificación. Iraola sentaba a Martín y retrasaba la posición de Oscar Valentín, dando entrada a Comesaña. Primeros tres jugadores implicados en un baile que, apenas diez minutos más tarde, tendría su continuidad con un triple cambio que terminó revolucionando por completo el equipo. 

Oscar Trejo era sustituido por Joni Montiel para que el canterano acompañara a Pozo y Comesaña en la gestión ofensiva. Isi se incorporaba a la banda derecha, con Andrés Martín dejando su hueco en el equipo, mientras Antoñín entraba por Martos, provocando otro cambio de ubicación. al retrasar Alvaro su posición al lateral, para ocupar todo el carril cuando Antoñín se incrustase en zonas interiores (así vino el primer gol rayista).

Para el final, con el marcador ya a favor, y tan solo con cuatro minutos por disputarse, el técnico recompuso con algo más de 'lógica' las posiciones, dando entrada a Velázquez, adelantando de nuevo a Oscar Valentín y sacando del campo a un Pozo que, con su gol, había consumado unas variantes revolucionarias que ayer salieron a pedir de boca.