El Rayo se presentó en Anduva con la idea de olvidar los acontecimientos de la semana pasada y, sin apenas poder entrenar y con muchas bajas, logró derrotar al Mirandés gracias a su pegada. Dos zarpazos, dos goles y tres nuevos puntos.

Andoni Iraola repitió la idea de jugar sin delantero centro nato supliendo la ausencia de Qasmi o Ulloa con la presencia de Oscar Trejo, que ocupó la posición que en copa hubiera peleado el portugués Bebé. Con esa variación táctica y con la aparición de Pozo entre líneas y un doble pivote formado por Mario Suárez y Comesaña, el Rayo quería plantar cara a un Mirandés que rápidamente se hizo con el mando del partido, pero que fue muy inocente.

Ninguno de los dos equipos buscaba amasar las acciones. Los locales con llegadas verticales sin pasar por el centro del campo y los franjirrojos con rápidas contras  y con recuperaciones altas en zonas peligrosas, exprimían sus opciones de inquietar tanto a Lizoaín como a Dimitrievski.

Cuando ambos equipos intensificaban el trabajo en la presión, el rival sufría para salir con el balón controlado. En el Rayo arrancaba Trejo para activar a los suyos, mientras en el Mirandés, todos se comprometían en los saques de Dimitrievski para buscar incomodar a los de Iraola, que encontraron un auténtico filón en la banda izquierda con las incursiones de Alvaro García.

Pozo pudo adelantar al Rayo tras robar un balón y rematar con potencia salvando Lizoaín por poco. El despeje del portero casi se convirtió en autogol. El Mirandés sufría con las llegadas por la izquierda y, tras varias acciones inocentes de ataque, vería cómo el Rayo iba a terminar aprovechando una de las numerosas llegadas de Alvaro para adelantarse en el marcador. El centro del extremo zurdo iba a ser rematado con calidad por Oscar Trejo para poner el 0-1. El Rayo utilizaba su pegada para imponerse en el marcador cuando nos acercábamos a la media hora de partido.

El Mirandés pareció enrabietarse tras el tanto del argentino y durante unos minutos se volcó sobre el campo rival en busca del empate. No acertó a 'molestar' a Dimitrievski y el Rayo, con ese vértigo que le mete a las acciones de contragolpe, montó una jugada fulgurante que finalizó con Alvaro recortando dentro del área y cayendo fruto de la acción en falta de Vivian. Mario Suárez lanzó el penalti y el partido quedó claramente a favor de un equipo que, en dos fogonazos, había puesto tierra de por medio con el Mirandés. El partido estaba bajo control y sólo un cambio radical del Mirandés en la segunda mitad o la confianza del Rayo, parecían ser las opciones que manejaban los locales.

Sin sufrimiento en una cómoda segunda mitad

La segunda mitad arrancó con el querer y no poder del Mirandés y con la calma y tranquilidad del Rayo, que veía cómo su rival se estrellaba una y otra vez contra el muro invisible que había colocado Andoni Iraola frente al conjunto local. El técnico franjirrojo buscó refrescar la zona de ataque dando entrada a Andrés Martín para que Pozo pudiera descansar, después de su buena hora de partido. La posterior entrada de Qasmi y Joni Montiel por Alvaro y Trejo provocó cambio de posiciones, desplazando a Andrés a la banda izquierda, dejando a Joni en la media punta y a Qasmi como delantero referencia en punta de ataque.

Quedaba un cuarto de hora y apenas seguía sin pasar nada en el partido. El Mirandés parecía resignado y el Rayo vivía plácidamente instalado en la victoria para buscar redondear el partido de la 'pegada'. Apenas un par de disparos, con Sergio Moreno y Barco como protagonistas, inquietaron levemente a Dimitrievski antes de dar por finiquitado un partido que ya no ofreció más. Los tres puntos viajaban de vuelta para Vallecas.