Llegaba el Rayo al duelo ante el Tenerife con "demasiado" descanso en sus piernas, algo poco habitual durante la temporada y mucho menos durante un intensísimo mes de enero que acumuló choques de liga y copa gracias al buen hacer de un equipo que, tras el paso del todopoderoso Barcelona por nuestro estadio, ya únicamente tiene que centrarse en hacer un buen trabajo en liga para seguir aspirando a todo o, al menos, a casi todo.

Iraola destacó el trabajo realizado durante la semana, algo que le permitía preparar el duelo ante el conjunto insular sin más preocupaciones que las propias de un Rayo que tiene varias cuestiones por resolver. Una es la faceta defensiva, tras las concesiones del pasado fin de semana o ante el Mallorca, y el verse habitualmente por detrás en el marcador para entonces empezar a jugar sin presión. La otra es la cuestión goleadora y descubrir si el fichaje de invierno, el único fichaje de invierno, aportará lo que necesita un grupo con aspiraciones de retornar a Primera División.

Hoy, Iraola introdujo alguna que otra novedad en su once, dejando fuera a Dimitrievski para que jugara Luca o dando la alternativa de nuevo a Joni Montiel en el equipo de arranque.

El partido empezó intenso, pero espeso.. El Tenerife tenía verticalidad y ganas de llegar a la zona de ataque donde buscar a Fran Sol, Nono o Manu Apeh, mientras el Rayo lanzaba sus habituales envíos para la carrera de Alvaro por un lado y Andrés por el otro. Sipcic probó fortuna en un par de ocasiones, tras sumarse al ataque en acciones de estrategia y el Rayo, que no sabía cómo romper el 4-4-2 tinerfeño, se estrellaba una y otra vez contra el basculante equipo de Ramis.

.Oscar Trejo era el único jugador franjirrojo con las luces encendidas esta tarde, pero él solo no podía con un rival que se movía como pez en el agua en el movimiento de lado a lado que intentaba provocar el cuadro de Iraola. Cuando se superaba la primera línea había pocas opciones, no se encontraba a Joni y eso limitaba enormemente las intenciones de los vallecanos. La priimera parte se iba consumiendo con poco que rascar pese a la importancia del partido. La igualdad era la tónica.

La primera mitad se fue consumiendo mientras se apagaba la luminosidad natural y aparecía la lluvia en el Estadio de Vallecas. Tal era el partido que nos permitimos el lujo incluso de hablar de lo meteorológico, esperando y deseando que lo futbolístico hiciera acto de presencia en algún momento. Fue Trejo quien intento sacar el partido de lo anodino y lo hizo con un envenenado centro que nadie remató y que se perdió directamente junto al palo izquierdo de la portería de Dani. Eso y una gran combinación de los García por banda izquierda iba a ser lo más destacado de una primera mitad que acabaría con el trenecito del Rayo en un córner y tras varios parones por 'incidencias' como choques de cabezas, pisotón de Advíncula a Vada o encontronazo con jugador del Tenerife al suelo. Poco o nada más que contar.

La segunda mitad arrancó con Martos supliendo a Alvaro, que recibió un balonazo en la cara en la primera mitad, y con un Rayo algo más enchufado siguiendo la estela de su capitán general, el argentino Trejo.

Viendo que el partido empezaba a volcarse al ataque, Iraola decidió dar nueva compañía al capitán y dio entrada a Comesaña por Mario Suárez, haciendo debutar a Guerrero, que se incorporó en lugar de un gris Joni Montiel. El Rayo tenía controlado el partido, pero no podía controlar a un Fran Sol que a la salida de un córner fue más listo de nadie y remató a bocajarro para adelantar al Tenerife en el primer remate a puerta de la segunda mitad. Era el minuto 65 y cuando menos inquietaba el rival llegaba el gol en contra. Quedaba tiempo, pero el equipo debía imprimir una marcha más a su fútbol.

Mientras Trejo seguía con su lucha casi en solitario llegaba el momento de ser valiente y el de Usurbil decidió quitar a un central, Saveljich, para dar entrada a otro delantero, Leo Ulloa. Iraola buscaba en el banquillo la solución a un problema mayúsculo y lo hacía con delanteros, cuando la falta de fútbol era el mayor de los males del Rayo..

En el tramo final, el Tenerife acentuó su vocación defensiva, pero ni así llegaban las acciones de peligro de un Rayo totalmente bloqueado y sin recursos. Si la solución eran los desplazamientos largos de los defensas en busca de Ulloa o Guerrero, mal íbamos. Así lo intentó Advíncula, sin éxito. El Rayo tenía que buscar otra alternativa y esta tampoco llegó en la estrategia. Una falta botada por Trejo y rematada por Martos en el segundo palo daría paso a un córner que no generó nada de peligro. El resto de intentos a la desesperada siguieron el mismo camino. El partido se escapaba de las manos y el Rayo decía adiós a tres puntos muy importantes.