Opinión. Hoy me asomo a esta columna de opinión para a criticar el sistema de competición de la Tercera División. Le he dado la confianza de la primera fase, pese a las dudas que me generaba en un principio, y media segunda fase. Entiendo que el objetivo era acabar la competición y, en medio de la pandemia, todo lo que fuera acortar los plazos y reducir el formato resultaba favorable. Favorable sí, pero justo, no tanto.

Por un lado, está la diferencia de nivel entre los dos grupos propuestos. Algo que quedó en evidencia en la primera fase, en la que en el grupo del Rayo B hubo que esperar al último segundo para saber quién se clasificaba y quien no, con hasta tres aspirantes a una única plaza, mientras que, en el otro grupo, llegaban desde hacía semanas con los deberes hechos.

Además, que hubiera más nivel en un grupo que en otro también iba a tener su repercusión para la segunda fase, en la que contaban los puntos acumulados en la anterior, no sólo entre los rivales clasificados como ocurre en otras competiciones, sino en el cómputo general. Así, tanto Leganés como Móstoles partían con ventaja, llegaban 'dopados' de puntos y, además, en un grupo con menos equipos en liza se reducía su desgaste general y provocaba que sus puntos fuesen incluso más valiosos que los del otro grupo, al tener en cuenta el factor corrector de los partidos no disputados. Con partidos menos, se considera que en esos partidos estos equipos habrían conseguido la media de puntos acumulada en los partidos anteriores (todo muy lógico, sí, sobre todo aplicar criterios matemáticos a un deporte como el fútbol).

Todo esto ha quedado más en evidencia cuando ha arrancado la segunda fase. Los que se pasearon en la primera parte de la liga no han ganado su primer partido hasta la cuarta jornada. El Leganés B había perdido sus tres encuentros ante los rivales del grupo del Rayo, gana un partido y ya está ascendido. Es decir, el peor equipo hasta el momento de esta segunda fase es el primer ascendido. Y el Móstoles, que también llegaba con ventaja, sólo consiguió un empate en la primera jornada perdiendo los otros dos partidos. Hoy volvió a ganar un partido después de mucho tiempo.

Pero ahí no queda todo. Resulta que hay un par de resultados de la primera fase que tienen repercusión directa en lo que está sucediendo ahora. En la fase de descenso habría un equipo que debería haber jugado la fase intermedia y en la de ascenso, el Moratalaz tiene dos puntos menos del total de cinco que consiguió en los despachos tras reclamar dos alineaciones indebidas.

Todo esto sumado hace que esta liga, que tiene que dar paso a una competición en la que se han inventado una nueva categoría, presente demasiadas dudas para ser creíble. No puede ser que se resuelvan recursos de la primera fase, que afectan a la segunda, cuando ya estamos en mitad de esta, y no puede ser que equipos que no estaban clasificados para luchar por una cosa, ahora resulta que tuvieran derecho a poder hacerlo con todo en marcha.

Esto es una vergüenza de las grandes. Y lo digo ahora que el Rayo B todavía tiene opciones de conseguir uno de los tres puestos de ascenso, que nadie me tache de oportunista. Menudo desastre de competición.