La historia de Leo Baptistao es de esas que generan mucho debate y cierta incomodidad en el rayismo. Porque pese a que todos sabemos que estamos en el fútbol profesional, algunas decisiones no suelen dejar un buen poso entre la hinchada franjirroja. Eso fue exactamente lo que pasó con este delantero que llegó a la disciplina rayista con 15 añitos.
Después de algunos problemas médicos y federativos, el ariete empezó a demostrar su enorme calidad y su gran olfato goleador en el juvenil división de honor lo que le abrió las puertas del filial donde también se salió. Su salto natural llegaría poco después de manos de Paco Jémez. En su debut en primera división anotó 7 goles que cambiarían su carrera. El Atlético de Madrid pagó la cláusula con su beneplácito y el joven killer cambió el franjirrojo por el rojiblanco.
Apenas medio año después salió cedido del Atlético y puso rumbo al Betis y no al Rayo en el que recaló medio año después cuando ya el daño estaba hecho por cómo se gestionó esa primera cesión al equipo verdiblanco. Detalles que cambian una trayectoria pero que no modifican los recuerdos tal y como ha confesado durante una entrevista en Radio Marca: "Yo creo que tuve mis mejores momentos en el Rayo Vallecano, el primer año. Más suelto, más osado, más joven, volaba".