Apenas tiene veinticinco años pero ya está de vuelta, quizá para quedarse, o quizá para desaparecer tras fracasar una vez alcanzadas las cotas más altas que pudiera haber imaginado. Jonathan Viera es ese tipo de jugador que tiene 'magia', que sabe esconder el balón, que te busca y te encuentra, se escapa, desaparece y aparece, te baila y termina sonriendo como quien nunca ha roto un plato, para terminar con tus nervios. El grancanario salió de su tierra para triunfar y, apenas tres años más tarde, y sin haberlo conseguido, está de vuelta.
Viera escaló rápidamente en las categorías inferiores de la U.D. Las Palmas. Su desparpajo con el balón en los pies, su velocidad de ejecución y su intención de vocación ofensiva le permitieron alcanzar la cima en apenas un puñado de años. En el club amarillo sabían que tenían una figura en ciernes, un jugador llamado a escribir grandes capítulos futbolísticos en la isla que le vio nacer y, sabedores de ello, le renovaron contratos hasta que en 2012 llegó el Valencia para hacerse con sus servicios. El conjunto 'ché' pagó 2,5 millones de euros por llevarse a un hombre llamado a triunfar en Mestalla.
Su paso por la capital del Turia no fue como él, su entorno y su nuevo club esperaban. Ni Pellegrino ni Valverde confiaron en sus cualidades y Jonathan Viera, que pudo haber viajado a Vallecas en invierno, tuvo que 'emigrar' para buscar las opciones que en el cuadro levantino no estaba logrando. De la mano del técnico que le hiciera debutar en el primer equipo de Las Palmas, Paco Jémez, el grancanario aterrizó en el Rayo Vallecano, donde tampoco pudo ni supo triunfar. Su discontinuo nivel provocó que el técnico, que había confiado en él desde el primer día y que le 'repescó' cuando se le agotaban las ofertas, terminara por dudar de su apuesta y el Rayo no encontró razones suficientes para insistir a un Valencia cuya intención era desprenderse de aquel jugador con magia que parecía haberla perdido por el camino.
Tras su paso por el Standard de Lieja, Jonathan Viera decidió regresar a casa y tomar un nuevo impulso en su carrera. Con el equipo en Segunda División su aportación fue especialmente notable y el club logró el ascenso a Primera. Allí, Viera ha recuperado el toque, la velocidad, la inteligencia para colarse entre líneas y el liderazgo, todo lo que le faltó durante los años que estuvo fuera de las islas.
Ahora, con Paco Herrera en el banquillo, Viera vuelve a ser un jugador determinante y ante el Rayo intentará demostrar que a su paso por Vallecas no ofreció más que pinceladas del potencial que atesora. Viera está de vuelta y quiere quedarse.
