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Cuando todo parecía perdido Tamudo apareció para mantener al Rayo en Primera

'Tamudazo' versión vallecana

Muchos piensan que aquel balón sirvió para salvar institucionalmente al club

Escrito por Miércoles, 04 Noviembre 2015

    Opinión. La llegada del Granada a Vallecas trae al recuerdo aquel momento de locura colectiva tras el gol de Tamudo.

    Opinión. Es inevitable mirar atrás, revivir aquel instante, imposible escuchar el nombre del Granada C.F. y no asociarlo al momento a otro nombre: Raúl Tamudo. Granada y Tamudo, seguramente en orden inverso, han pasado a formar parte de una de las páginas más alegres del fútbol de Vallecas, aquel momento en el que las lágrimas presagiaban un desenlace para el que el Rayo tenía proyectado un final distinto. Que el Atlético de Madrid ganara en Villarreal ayudó, que los jugadores del Rayo estuvieran 'aguilillas' contando a sus rivales lo que sucedía en el Madrigal, también, que el corazón de Vallecas no dejase de latir ni por un instante, mucho más, y que un asistente de banda de cuyo nombre no quise nunca acordarme para evitarle más presión, optara por la prudencia en un momento como aquel, ya ni te cuento.

    Granada y Rayo se jugaban la vida y mientras los granadinos se salvaban, el barco franjirrojo se hundía con toda la tripulación a bordo. Con los Michu, Piti, Diego Costa, Trashorras y Sandoval a bordo. También con aquel 'ratón de área' que hace poco decidió colgar las botas y que siempre estará presente en las oraciones de muchos: Raúl Tamudo. El famoso 'Tamudazo', acuñado años antes con rivales mucho más glamurosos, se volvió a repetir en versión vallecana. Un portero que sube a rematar un saque de esquina, Piti poniendo el alma para enviar un balón al sitio donde se forman los líos, un remate que se estrelló en el larguero igual que pudo haber entrado directamente o haberse ido a las nubes y un reloj que se detuvo o pareció detenerse para siempre en una milésima de segundo. El que más había gritado se quedó mudo, el que llevaba años viendo, ciego, y el que tantas cosas había escuchado, dejó de oír por un instante, el tiempo que transcurrió mientras aquel 'maldito' balón que había tocado madera bajaba para encontrarse con un Tamudo que no había sido el que muchos esperaban, pero al que el destino le tenía guardada la mejor de sus caras. La foto fue para Tamudo, la alegría para Vallecas. Entre, tanto el grito fue ensordecedor, infinito, la avalancha imposible de controlar. El barrio de Vallecas sobrevivía entre los grandes, mientras las lágrimas no dejaban de brotar. La alegría había derrotado a la tristeza, nunca un gol supo a tanta victoria, nunca un gol dejó tras su paso tanta paz y tanta tranquilidad.

    Muchos piensan, seguramente con gran parte de razón, que aquel balón impulsado por Tamudo fue el renacimiento del Rayo, que aquel gol permitía al club subsistir, sobrevivir, perdurar... nunca tendremos que comprobarlo porque, gracias al corazón de Vallecas, Tamudo encontró el camino que todos estaban buscando. Cobeño lloró, Michu se volvió loco, Piti miraba al cielo y Trashorras no soltaba al 'ratón del área' que había obrado el milagro. Hoy el Rayo sigue en Primera y cuando el sábado llegue el Granada, pocos podrán quitar de sus mentes aquel momento sublime de locura colectiva.

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