Cuando uno marcha penúltimo clasificado con una única victoria en el casillero y siete derrotas en once partidos empieza a obsesionarse con las cifras. A vosotros tal vez no os haya pasado. A mí, sí. Y como me decía mi madre ya 'estoy haciendo las cuentas de la lechera'.

Las cuentas cambiarían radicalmente si hubiéramos conseguido amarrar los puntos que se nos escaparon frente al Barcelona, o si no hubiéramos pecado de inocentes frente al Athletic de Bilbao, pero del pasado ya poco podemos rascar como no sea a aprender de los errores.

El equipo está tocado anímicamente y necesita el bálsamo de una victoria no sólo para curar las heridas de su peor arranque liguero en primera división sino también para no dejar escapar el tren de la permanencia que poco a poco se va distanciando.

Las alarmas han sonado, pero no es una situación insalvable, y menos tras lo visto frente al FC Barcelona. Apenas cuatro puntos nos separan de la salvación y los dos próximos partidos nos enfrentan a dos rivales directos: Villareal y Valencia.

Los dos clubes de la comunidad valenciana se han visto tan sorprendidos como el Rayo Vallecano en este inicio liguero y si a comienzo de temporada soñaban con algo más grande (UEFA y Champions League) en la liga han pasado a convertirse en rivales de 'nuestra liga' con 10 y 11 puntos respectivamente.

Las cuentas de la lechera están muy claras: ganando los dos partidos te enganchas a la permanencia. El Villarreal solo ha ganado dos partidos. El Valencia, uno. Y entre ambos acumulan hasta 12 empates. Es la marca de la casa de esta liga en la que todos los equipos se están dejando puntos tanto en casa como fuera.

Una victoria, una portería a 0 y os garantizo que empezaréis a hacer las cuentas de la lechera si es que no habéis empezado ya...