Hace justamente 6 años, el 27 de enero de 2015, se apagaba la luz de una estrella rayista Wilfred Agbonavbare, conocido en Vallecas y en todo el país como WILLY. Portero del Rayo desde 1990 a 1996, con 189 partidos con la franja en sus tres años en Primera División y otros tres en Segunda. En la retina de todos los rayistas quedan capítulos de Willy como el ascenso de 1995, las promociones contra Mallorca y Compostela, la victoria frente al Atlético de Madrid en 1994, la victoria por 2-0 frente al Madrid y el empate a uno en el Bernabéu (ambos partidos en la temporada 1992-1993) donde Willy le paró un penalti a Míchel y desquició a los merengues hasta tal punto de que su afición, en un alarde de mala educación, rabia y un comportamiento clasista y xenófobo, dirigió cánticos racistas al jugador nigeriano del Rayo.
A nivel internacional, Wilfred fue internacional con la selección de su país, Nigeria. Con las “Súper Águilas Verdes” pudo jugar el Mundial sub-20 de México en 1983 así como el Mundial absoluto de Estados Unidos 1994, donde Nigeria llegó a octavos. Meses antes de EEUU 94, Nigeria y Wilfred se habían proclamado campeones de la Copa Africana de Naciones 1994 celebrada en Túnez. Wilfred estuvo muy cerca de ser convocado por su país para jugar el Mundial de Francia 1998, pese a estar ya retirado como portero. Como dato curioso, en Nigeria Wilfred fue el suplente del mítico portero Peter Rufai, que también jugó en España.
Sin embargo, la carrera futbolística de Wilfred no le permitió tener una vida cómoda. En 1997 el nigeriano se retiró del fútbol en el Écija, por aquel entonces en Segunda División. Años más tarde, su mujer fue diagnosticada de cáncer y Wilfred empleó todos sus ahorros en su tratamiento, aunque finalmente falleció en 2013. Además, Wilfred estuvo encadenando trabajos muy precarios como mensajero de MRW (salió en La Sexta en 2014) y entrenador de porteros del Coslada, al mismo tiempo que estaba solo en Madrid ya que sus hijos estudiaban en Nigeria.
Por desgracia Wilfred falleció en 2015 con 48 años siendo víctima de un cáncer óseo. Desafortunadamente, muchos de nosotros somos jóvenes y no habíamos nacido o éramos muy pequeños cuando Willy era el portero del Rayo, por lo que, no nos acordamos o no le vimos jugar. Sin embargo, Willy ha sido, es y será un símbolo para todas las generaciones de Vallecas. Desde mayores a jóvenes, todos tendremos su imagen en nuestra cabeza y por supuesto, lo que Willy significó para el Rayo y para el fútbol español, al que le dio un toque de antirracismo, y silenció muchas bocas que insultaban a los futbolistas por su color de piel. De nuevo, gracias Willy.
Por último, me gustaría destacar que Willy era un tipo humilde. Hubiera sido muy bonito que hubiese habido un minuto de silencio por él en el partido contra el Barcelona de Copa. Estoy seguro de que él se habría conformado con ese pequeño gesto. Aunque hubiese sido aún más bonito que algún jugador o miembro del cuerpo técnico o del equipo le hubiese dedicado una posible victoria frente al Barça (tal y como hizo Iniesta con Jarque), ya que el mejor homenaje es seguir recordado a WILLY, WILLY en los momentos más importantes. Y hoy, es uno de ellos, no sólo por el fútbol sino por ser 27 de enero y porque su legado sigue vivo y muy presente en Vallecas.