Definir a Laurie Cunningham

Yo nací un 2 de marzo de 1988 y mi padre falleció un 15 de julio de 1989, cuando yo tenía un año y medio, así que todo lo que me dicen de él es por lo que me cuentan y me dicen de él. En el Rayo vallecano es donde más he sentido ese cariño, hasta el punto de que hasta hace bien poco el club nos llamaba para preguntarnos qué tal y cómo nos iba. Cosa que otros clubes no han hecho. Tengo también contacto con cota, nuestro querido lateral al que todos recordábamos. Cota tiene unos recuerdos magníficos de él. Cuando mi padre jugó en el rayo con 32-33 años era el final de su carrera y el inicio de la de Cota. Cota siempre tiene palabras bonitas hacia mi padre y siempre me dice que Laurie le decía: “Cotita, si Johan Cruyff te entrenase, tú serías internacional”.

Recuerdo hace poco una pancarta enorme contra el racismo en el campo del Rayo con la imagen de mi padre. La afición del Rayo siempre ha hablado maravillas de mi padre, no sólo como jugador sino como persona, que al final hijo suyo es lo que más me importa. Una anécdota es que cuando acababan los partidos igual mi padre invitaba a todo el equipo a tomar algo. Esos detalles son los que aprecia la gente.

Laurie Cunningham como futbolista

Cuando mi padre fichó por el Madrid en 1979 no era el mismo fútbol que ahora. Mi padre era un jugador muy físico, tenía unas aptitudes impresionantes para jugar al fútbol como los cambios de ritmo, la velocidad, usaba las dos piernas, sacaba los córners con el exterior del pie… En Inglaterra (En el West Bromwich) estalló e hizo un partidazo contra el Valencia que le sirvió para fichar por el Madrid. Su primer año con el Madrid ganaron Liga y Copa y mi padre salió ovacionado en el Nou Camp. Se esperaba mucho de él, pero tuvo muchas lesiones. Él siempre contaba que cuando le iban a operar del menisco le querían operar la pierna buena, para que veas como era el fútbol de esa época, una lesión fuerte te afectaba mucho.  Él confiaba mucho en sus capacidades y siempre decía una frase: “Con los años llegaré a ser mejor que Pelé” (puso el listón muy alto).

Cunningham y Vallecas

Tuvo dos etapas en el Rayo. La primera, que fue muy feliz y se fue a Bélgica, para regresar y tener su segunda etapa. Él amaba España y el Rayo, y siempre quiso regresar, de hecho, se casó con una española.  En esa segunda etapa con Hugo Maradona y demás, se pudo conseguir que el Rayo subiese a 1ª División.

En PxR hemos podido hablar con amigos y ex-compañeros de Cunningham de su etapa en el Rayo y aquí está lo que nos han dicho.

Botella: Para Sergio Cunningham, hijo de Laurie Cunningham, amigo mío. Yo tuve la grandeza y la fortuna de compartir muchas cosas con tu padre. Era una persona increíble, humano, sencillo, compañero, amigo. Lo tenía todo. Cada uno en nuestra vida tenemos nuestros problemas, pero el tiempo que fue mi compañero, debes estar muy orgulloso de ser su hijo porque era increíble. Hay que quedarse siempre con lo positivo. Espero que te vaya bien, Sergio.

Cota: De Cunningham podría decir muchas cosas, hablar de él es hablar de una gran persona, de un atleta, un portento físico. Voy a contar una anécdota. Estábamos en el campo del Éibar y él tenía una lesión en el dedo que arrastraba desde hace tiempo. Íbamos 0-0 y Felines le mandó a calentar. Estábamos en el vestuario y la gente empezó a chillar y a aplaudir sin saber qué pasaba. Cuando salimos vimos a Laurie haciendo maravillas con el balón calentando. Finalmente ganamos ese partido 0-1 y él dio la asistencia a Ortiz. Cada vez que salía al campo era una maravilla. Otra anécdota. En Ávila, había un baile y nadie quería bailar. Había una bailarina y al final el que bailó fue Laurie, que nos sorprendió a todos, bailaba hasta tango.

Con la gente joven como era yo, siempre estaba pendiente, muy atento, para mí era uno de mis ídolos desde que estuvo en el Madrid y tenerle ahí fue impresionante.

Volviendo a la entrevista…

Es cierto que de mi padre siempre han dicho que parecía un bailarín en el campo, con sus cambios de ritmo, aceleraciones, bicicletas… Desde su etapa en Leyton Orient cuenta que era un bailarín jugando al fútbol y que era muy elegante.

Cunningham en el Rayo

Al Rayo llegó al final de su carrera y había tenido muchas lesiones, no era el mejor Cunningham. Entró en la historia, porque fue el primer jugador de color en representar a la selección inglesa, y por ese hecho es un ídolo en Inglaterra. Antiguamente ver a un jugador de color defendiendo el escudo de Inglaterra era muy difícil. Pudo haber sido uno de los grandes jugadores de la historia, pero las lesiones le privaron de ello.

La relación de la familia Cunningham con el Rayo

Me sorprendió mucho que años después de la muerte de mi padre el Rayo siguiese preocupado por nosotros y nos siguiese llamando. Esto hace que el Rayo sea un club especial, por ejemplo, cuando falleció mi padre, el Rayo quiso hacer un partido de homenaje con el Madrid, pero al final ellos no se decidieron. Por estas cosas tengo al Rayo en el corazón, cuyo aprecio y cariño a mi familia no olvidaré nunca.

Pero con la actual directiva…

Llevo años que no sé nada del club, el contacto se ha perdido. Aun así, veo que mi padre sigue siendo recordado entre la afición, hay murales en el estadio con su figura. Por ejemplo, que vosotros me llaméis es un ejemplo.

Sergio Cunningham de futbolista

Empecé jugando en las categorías inferiores del Madrid, luego pasé por el Unión Adarve y de ahí me fichó el Atlético de Madrid, y ahí estuve hasta los 17 años que me lesioné. Me hubiese gustado haber llegado a ser futbolista y haber continuado el legado de mi padre. Cuesta mucho llegar arriba y no conocemos la vida de los futbolistas. Es un sacrificio tremendo de ellos mismos y de sus familias, por eso creo que el fútbol es más que un deporte, y este deporte ha dado muchas oportunidades. Por eso en este mundo es importante tener la cabeza bien asentada.