No son necesarios grandes eventos para demostrarle a Alberto el sentimiento de los suyos. No se necesitan grandes fiestas, ni miles de aficionados, para resumir el legado de un futbolista que ha trascendido el papel de un futbolista. Lo de hoy fue el reflejo, reducido, sencillo, pero con mucho cariño, de lo que Alberto ha significado para buena parte de la afición del Rayo Vallecano.

El portero franjirrojo colgó los guantes al final de la pasada temporada y desde ese momento recibió un aluvión de mensajes de toda índole. Ex compañeros, rivales, aficionados de todos los clubes por los que ha transitado en su carrera deportiva y muchos de los medios de comunicación que hemos compartido parte de su viaje en la élite le mostraron sus respetos y su cariño. 

Lo de hoy ha sido el último eslabón de una cadena repleta de sentimiento. Desde las 20 horas, en La Taberna la Frasca, se celebró un acto cercano e informal, pero repleto de sentimiento, que sirvió para que Alberto se despidiera de Vallecas... y viceversa. Con la presencia de las Peñas Planeta Rayista, 2004, Franja Vallekana, Discapacitados, Desperdigaos, Resistencia Vallekana, Piti, Rivas, Ossobucos y Bukaneros, además de la Plataforma ADRV y la Federación de Peñas, y con gran parte de los medios que habitualmente seguimos al Rayo, Alberto recibió obsequios, pero sobre todo mensajes, de agradecimiento.

Durante la emisión de un vídeo en el que pudimos ver a muchos de sus compañeros (Trejo, Armenteros, Bebé, Alvaro García...) y a técnicos como Míchel o Paco Jémez, Alberto terminó emocionándose, instantes antes de agradecer en primera persona el cariño que, tanto él, como su familia, han recibido en todo momento de la afición de Vallecas. "No me considero un capitán, sino un tripulante más de este barco" afirmó en su despedida.