Duelo de rivales directos por la salvación, el Almería - Rayo de hoy era uno de esos partidos que valen más de tres puntos. Para afrontarlo, el Rayo echó mano de los habituales, con alguna que otra incorporación como la de Diego López en portería o Salvi Sánchez en el extremo por delante de Fran García. El choque, a la hora de la comida, se le atragantó al Rayo de mala manera.

El partido arrancó con idénticas intenciones. Apretar arriba para robar y generar peligro era la premisa de dos equipos que tenían que buscar a toda costa adelantarse en el marcador para vivir con mayor tranquilidad el resto del encuentro. El primero en avisar sería el Almería con un disparo que pasó junto al palo de la portería de un diego López que apenas unos minutos después iba a ser protagonista muy a su pesar. 

En un saque de banda lateral en zona defensiva, Lejeune le dio el balón al portero que incomprensiblemente se lo regaló a Embarba. El ex del Rayo se adentró en el área y el balón le terminó llegando a Robertone que, a puerta vacía, hacía bueno el regalo del cancerbero franjirrojo. 1-0 y a remar.

La respuesta de los vallecanos llegó en un remate de cabeza de Unai López que salvó sobre la línea el portero local. Superábamos los diez primeros minutos de un partido que ya pintaba mal para los intereses de un Rayo que tenía que dar un paso al frente para levantarse del golpe.

No fue posible. El Almería en el minuto 16 y a la salida de un córner muy mal defendido por el Rayo, iba a doblar su ventaja. Babic se adelantó a Pathé Ciss para lograr el 2-0 y hacer sangre de la herida de los vallecanos.

No se había alcanzado la media hora de encuentro y el equipo de Iraola, haciendo aguas por todas partes, parecía pedir a gritos que el colegiado señalase cuanto antes el camino a vestuarios para olvidar una primera mitad en la que únicamente la falta de puntería del Almería en alguna que otra llegada evitó que el desastre fuese aún mayor.

El dominio de los franjirrojos era tan infructuoso que su fútbol se diluía entre idas y venidas sin sentido, con un Almería viviendo plácidamente su faceta defensiva y buscando alguna acción que cerrase de manera definitiva el duelo. Así llegamos al minuto de hidratación, que para el Rayo debió parecer un oasis en un terrorífico desierto.

Tras el 'refresco' todo siguió igual, mejor dicho, la cosa se puso peor. El Bilal aprovechaba el desastre defensivo de los franjirojos para hundir más a un equipo deslavazado y sin espíritu que no había comparecido en Los Juegos Mediterráneos y que en el primer tiempo estaba recibiendo un correctivo de campeonato.

Ciss y Salvi Sánchez quisieron recortar distancias antes de encaminarse al túnel de vestuarios, pero su falta de acierto en el remate de cabeza el primero y desde la frontal el segundo, mantuvo todo en su sitio, en un mal sitio para el Rayo.

En el descanso, Iraola llevó a cabo la revolución que seguramente le pedía el cuerpo a mitad del primer tiempo. Lejeune, Ciss y Salvi Sánchez dejaron su sitio para permitir que Oscar Valentín, Comesaña y Falcao tuvieran el protagonismo que se les negó de inicio.

Todo siguió con el mismo ritmo anodino y triste. El Rayo quería pero no podía, mientras el Almería ya se limitaba a esperar a que todo acabara para ver cómo los tres merecidos puntos subían a su casillero clasificatorio.

Que Catena recortara distancias en el marcador a falta de diez minutos únicamente iba ser un retoque estético y un premio a su mayor posesión, pero poco más. El partido ya estaba sentenciado después de un primer tiempo horroroso en el que los vallecanos se olvidaron de jugar al fútbol. Un remate al larguero de Bebé y otro cerca del poste de Falcao pusieron el punto final al drama. A pensar en solucionar problemas para afrontar el siguiente.