Opinión. Cuando Vallecas habla, yo me callo y escucho. Lo llevo haciendo desde hace varias décadas, es una costumbre que arrancó prácticamente la primera vez que pisé el Estadio de Vallecas. Oí animar y apoyar al equipo, oí críticas hacia algún que otro jugador y también hacia algún que otro inquilino del banquillo. Escuché pedir a pleno pulmón que 'la Familia' abandonase el palco. Oí pedir respeto para los vallecanos mil y una veces, oí y leí proclamas de igualdad, solidaridad, contra el racismo, en apoyo a Carmen, al pequeño Iker, también en favor de Palestina y otros tantos lugares donde la injusticia seguía campando a sus anchas. Oí cánticos y leí mensajes en recuerdo de aquellos que nos dejaron para siempre y que nos siguen acompañando desde el Olimpo rayista, ese lugar donde seguro que la franja sigue bien cuidada por todos aquellos que tanto la amaron en vida. Cuando Vallecas habla, yo me callo y escucho. Lo sigo haciendo y lo seguiré haciendo siempre.
Hoy, como tantas otras veces, Vallecas volvió a hablar y yo escuché. Oí a miles de vallecanos pedir que nadie toque los cimientos de su casa, escuché cánticos dirigidos al presidente del club y a la presidenta de la Comunidad de Madrid pidiendo que cuiden aquello que mejor representa al club y, por encima de todo, al barrio. Hoy, Vallecas volvió a pedir con el corazón, pero sobre todo con la garganta, máximo respeto para el Rayo.
El Estadio de Vallecas no es simplemente un estadio, me sentiría muy idiota creyendo que simplemente son unas columnas, unos muros, unas gradas y unas butacas. El Estadio de Vallecas eres tú y soy yo, son tus recuerdos y los míos, son tus historias y las de miles de personas que durante años y años han compartido un espacio que no puede ser visto como una mera construcción, sino como algo más. Me cuesta definirlo, pero tengo claro lo que ese lugar significa para la vida de un barrio y una gente como la de Vallecas.
Cuando Vallecas habla, yo me callo y escucho. Y hoy he vuelto a escuchar en las calles y en el interior del Estadio que Vallecas no se rinde, que Vallecas sigue en la lucha, que Vallecas quiere que su estadio perdure para siempre donde está. Ojalá también el presidente y la presidenta escuchen, callen y trabajen para conseguir que ese lugar sea seguro, esté limpio, sea digno y, sobre todo, que nos siga representando. Yo os seguiré escuchando, sólo espero que vosotros no dejéis de hablar y que 'los presidentes/as' sean dignos representantes de lo que representan: el Rayo (de todos los rayistas) y la Comunidad (de todos los madrileños, incluidos los vallecanos). Cuando Vallecas habla, yo callo y, además de escuchar, disfruto. Espero que pueda seguir haciéndolo mucho más tiempo en el Estadio de Vallecas.