Corría el minuto 80 de partido cuando Rafa Mir, ayudado por el brazo en su remate, consiguió enviar el balón hacia la portería del Rayo con Batalla superado y la puerta vacía. Cuando todo Mestalla celebraba el gol del empate apareció la bota salvadora de Florian Lejeune para sacar el balón sobre la línea y evitar el 1-1. La revisión del VAR determinó que no el balón no había superado completamente la línea de gol y que, por tanto, el mismo no debía subir al marcador de Mestalla. La tecnología del gol, con cámaras cenitales de la portería, hubiera determinado mucho mejor la decisión final de una jugada que, a tenor de las imágenes disponibles fue arbitrada como 'No gol'.