Ficha técnica:
Rayo Vallecano (1): Batalla, Ratiu, Lejeune (A), Oscar Valentín (Isi, minuto 84), Chavarría (A), Ciss (A), Gumbau (Unai López, minuto 71), Pedro Díaz, De Frutos (Embarba, minuto 71), Álvaro García y Nteka (Guardiola, minuto 84).
Valencia C.F. (1): Mamardashvili, Foulquier, Mosquera, Tarrega, Gaya (Vázquez, minuto 66), Barrenechea (Pepelu, minuto 74), Javi Guerra, Diego López, Rioja (Fran Pérez, minuto 55), Almeida (Sadiq, minuto 66) (A)y Hugo Duro (Rafa Mir, minuto 55).
Goles: 1-0. Minuto 45. Tárrega, en propia puerta; 1-1. Minuto 75. Sadiq.
Árbitro: Quintero González.
VAR: Iglesias Villanueva.
RAYO VALLECANO 1 (Tárrea, p.p.) - VALENCIA 1 (Sadiq)
Rayo Vallecano y Valencia se repartieron los puntos en un duelo en el que hubo dos mitades de dominio alterno en las que los que peor jugaron terminaron marcando. Así es el fútbol.
La primera mitad del Rayo - Valencia de hoy se resumió en que, pese al hambre de fútbol que teníamos, la hora invitaba a eso y a más, hubo poco que echarse a la boca. El menú propuesto por Iñigo Pérez parecía preparado para aquellos a los que no les gusta la comida muy condimentada y, sabiendo del potencial de los comensales invitados a la mesa, decidió que el protagonismo lo asumieran ellos. Y así fue, con Ciss y Lejeune como cierres en la última línea de defensa y con Oscar Valentín por delante, con Gumbau y Pedro Díaz para dar 'vidilla' al centro del campo, los vallecanos cedieron el balón y el ritmo a un Valencia que, como aperitivo, y prácticamente como plato principal, quisieron hincarle el diente al partido con un primer acercamiento de Hugo Duro que estuvo cerca de hacer que se nos atragantara el primer sorbito de cerveza. El 'limitado' espacio del tapete vallecano no impidió el primer acercamiento peligroso valencianista.
Tras esto llegó la parsimonia del fútbol visitante y la tranquilidad y la inteligencia del franjirrojo. El conjunto ché tenía el mando, dominaba el juego, controlaba sin apuros las escasas llegadas del Rayo y, en ataque, intentaba hacer cosas, pero tampoco le salían. Así veíamos pasar los platos por el verde mantel de un Estadio de Vallecas que estuvo más vacío de lo habitual, pese a haberse vendido todas las entradas. Seguramente la hora, pero sobre todo, la Semana Santa, hicieron de las suyas.
Con tanto hambre y llegando a las tres de la tarde, el chef Pedro Díaz sacó la libreta de sus mejores recetas y con un pase de 'delicatessen' a la asturiana, puso un caramelo en la cabeza de uno de los cocineros más anárquicos y desordenados de la cocina rayista, Randy Nteka, que esta vez no desaprovechó la oportunidad con la colaboración del hombro de Tárrega, que la mandó a guardar. El remate del delantero franjirrojo y el toque de su compañero sorprendió a un Mamardashvili que hasta ese momento había sido uno más de los cientos de valencianistas que estaban disfrutando plácidamente de un partido que pintaba más de cara para los visitantes que para los locales.
El descanso llegó en seguida y, a la espera de los segundos platos y del postre, la degustación culinaria en el barrio sabía mucho mejor al Rayo que al Valencia.
Tras el paso por vestuarios, los ingredientes se mantuvieron, pero el Rayo giró el gusto de su fútbol con un toque más salado, más sabroso. La presión ofensiva surtió efecto y el Valencia, que esperaba un segundo acto igual o mejor que el primero, se vió sorprendido por el empuje de los vallecanos, que quisieron sentenciar por la vía rápida. La buscó Alvaro y también Nteka, pero las acciones ofensivas franjirrojas se atragantaban mientras el Valencia lo confiaba todo al café de sobremesa para, en la hora de la siesta, despertar del sueño europeo a los vallecanos.
Cuando el partido ya estaba frío y el Rayo había hecho casi todo lo posible por ganar, el Valencia asestó el golpe que por merecimientos se ganó en la primera parte y que iba a encontrar en la segunda. Sadiq, atento a un rechace que quedó muerto tras tocar el palo de la portería de Batalla, remachó el balón para poner las tablas en el electrónico vallecano. Desde la grada foránea hacía rato que pedían huevos para añadir al menú, cualquiera sabe.
El jarro de agua fría no fue suficiente para contener las ansias de un Rayo que lo siguió intentando pero al que, ni la gasolina, ni la calidad, le dieron para superar el muro defensivo de los levantinos.
La copa y el puro serán para un Rayo que pese a jugar de local, sacó un valioso punto que vale doble por el 'golaverage' directo con uno de los mejores equipos de la segunda vuelta. Un Valencia que seguirá a rebufo de los vallecanos y que marchará de vuelta a casa mascullando su incapacidad para derrotar a un rival directo que sigue alimentando su ilusión poco a poco. Lo que hoy sabe a poco, quizá mañana sea más que valioso. Ahora a pensar en el Metropolitano.