PUBLICIDAD

RAYO 1 - EIBAR 1. Crónica

La falta de ambición mata al Rayo

Los de Jémez no supieron leer el partido tras ponerse por delante en el marcador

Escrito por Domingo, 13 Marzo 2016

    El Rayo Vallecano se quedó sin el premio de la victoria ante el Eibar por su falta de ambición. El gol logrado por Zé Castro hizo variar la forma de jugar de un equipo que se bloqueó poniendo en peligro incluso el empate.


    Ficha técnica:

    Rayo Vallecano (1): Yoel, Tito, Zé Castro, Llorente, Nacho (Quini, minuto 45), Trashorras, Iturra, Ozbiliz, Piti (Manucho, minuto 69), Bebé y Miku.

    S.D. Eibar (1): Riesgo, Escalante (Enrich, minuto 78), Radosevic, Ramis, Capa, Inui (Iñigo, minuto 88), Dani García, Mauro, Juncá, Borja Bastón (Ansotegi, minuto 89) y Adrián.

    Arbitro: Alvarez Izquierdo.

    Goles: 1-0. Minuto 7. Zé Castro; 1-1. Minuto 35. Escalante.


    Muchos esperaban ver resurgir al mejor Rayo, reencontrarse con el equipo que durante algunas fases de la competición ha maravillado y ha hecho méritos para moverse en territorios mucho más tranquilos y menos transitados, pero hoy, el equipo franjirrojo volvió a darse un auténtico baño de realidad, fría y poco esperanzadora.

    Jémez decidió que había llegado el momento de seguir haciendo pruebas para encontrar ese once que tanto necesita y que sigue sin aparecer. Con muchas novedades en el equipo titular (regreso de Piti, titularidad de Ozbiliz en la media punta, Iturra de nuevo 'barriendo' en el centro o Miku como estilete ofensivo) el conjunto vallecano arrasó al Eibar en un inicio de partido en el que los armeros se limitaban a achicar agua de la bodega mientras naufragaban estrepitosamente. El Rayo era vertical, veloz, eléctrico y contundente en todas sus acciones. Bebé fue un auténtico quebradero de cabeza y Piti le secundó con buenas acciones individuales, finalmente aderezadas con un certero cabezazo de Zé Castro a la salida de un córner que suponía el 1-0 (minuto 7) y que, visto lo visto, hizo más daño que aporte beneficioso a un equipo que, desde ese momento, cambió de táctica.

    Con el marcador a favor, el Rayo varió el rumbo y pareció rebajar su intensidad con la intención de hacer lo que no sabe hacer: defender lo indefendible. Para un equipo acostumbrado a ir al frente, a luchar en las trincheras y a pelear cada acción, tomar como objetivo la defensa a ultranza de un resultado es su sentencia de muerte. Así lo interpretó Gonzalo Escalante, autor del gol del empate, y así resurgió un Eibar que no fue valiente, que no fue osado, que no fue ofensivo, pero que logró un punto que le satisface tanto como una victoria.

    El habitual 'run run' de la grada volvía a aparecer en cada inicio de acción jugada desde la defensa, Trashorras ya no tenía la claridad de ideas mostrada durante el primer cuarto de hora, Bebé no fue tan dañino, Piti se perdía en protestar a Alvarez Izquierdo y Ozbiliz desaparecía del mapa para desesperación de un Paco Jémez que se giró, miró al banquillo y buscó soluciones tras el descanso.

    El técnico vallecano daría entrada a Quini por Nacho y a Embarba por Ozbiliz, buscando mayor frescura sobre el terreno de juego. Estas variaciones obligaron a Tito a cambiar su posición sobre el campo, trasladándose a la banda izquierda, y a Piti a centrar la suya, pasando a la media punta. Durante varios minutos la aventura pareció dar sus frutos, pero rápidamente el Rayo se perdería en los envíos largos, en la búsqueda de la espalda de los centrales con envíos verticales y la desesperación se adueñaría de las piernas y las cabezas de unos jugadores que empezaron a notar la presión de la clasificación sobre sus espaldas.

    La entrada de Manucho por Piti a falta de veinte minutos tampoco haría variar mucho la tendencia de un partido que ya no tendría más historia que los calambres de un Zé Castro que terminó el partido renqueante y la expulsión de Radosevic a falta de cinco minutos para el final. La heroica esta vez no funcionó y los envíos al área de Riesgo eran solventados con contundencia por una defensa que se mostró expeditiva y ante la que Manucho solicitó penalti en la última acción de un partido que agonizó con la alegría del conjunto vasco y la decepción de un Rayo que se obliga a ganar en Granada y al Getafe para respirar tranquilo unas cuantas semanas.

     

    Escucha PxR Radio

    SÍGUENOS EN TWITTER