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RAYO VALLECANO. Fin de la etapa de Miñambres

El 'mago de Astorga' hizo auténticos milagros en sus nueve temporadas en Vallecas

El director deportivo del Rayo tuvo que hacer auténticos milagros para lograr determinados fichajes y cesiones

Escrito por Miércoles, 01 Junio 2016

    Felipe Miñambres ha logrado a lo largo de las últimas temporadas que el Rayo Vallecano 'construyera' plantillas interesantes desde las limitaciones presupuestarias de un club modesto.

    Nueve temporadas dan para mucho en el mundo del fútbol. Para rotundos éxitos y para "vergonzantes" fracasos, para pasar desapercibido y para reivindicarse como un auténtico héroe. Ese es el resumen que se puede hacer de la larga trayectoria en el Rayo de Felipe Miñambres, que ha vivido las alegrías y los sinsabores de nueve años 'inventando' posibilidades para hacer del Rayo Vallecano un equipo de Primera División, pero partiendo desde la Segunda División B. En este largo camino tuvo que ponerse el mono de trabajo para salvar al equipo desde el banquillo (lo pasó realmente mal) y terminó vistiendo el traje de luces para torear en las plazas más cotizadas del fútbol español. Junto a él, auténticos 'jugadores-milagro' que, renaciendo de su apagado presente para relanzar sus carreras o iniciando su progresión llegados de lugares mucho más lustrosos, convirtieron su trabajo en un ir y venir de sensaciones encontradas.

    Para repasar la trayectoria de Miñambres en el Rayo hay que remontarse al año 2007, momento en el que el astorgano decide aceptar la oferta de los dirigentes del club vallecano (la familia Ruiz Mateos por aquel entonces) para enrolarse en un ambicioso proyecto que devolviera al Rayo al fútbol profesional. Aquella temporada, la del ascenso a Segunda División, jugaron en el conjunto vallecano Tete, Falcón, Carlos de la Vega, Llorens, Coke, Amaya, Cubillo, Salva, Albiol, Enguix, Yuma, Manolo, Rubén Reyes, Piti, Pachón, Mauri y Diego Torres entre otros. Dirigido por Pepe Mel, el equipo terminó líder del Grupo I de Segunda División B y, tras dos duros cruces con Benidorm (muchos recordarán el gol de Manolo) y Zamora (con los tantos salvadores de Amaya en el Ruta de la Plata y de Pachón en la vuelta), logró el ansiado ascenso a Segunda División tras cuatro años de lucha y sonados fracasos, incluida la decepción de la temporada anterior en Ipurúa.

    La temporada siguiente, Miñambres reforzó al equipo para su estreno en Segunda con Cobeño, Tena, Serrano y Juanma en la defensa, Diamé y Jofre en la medular y Aganzo y Perera para la zona de ataque, manteniendo un bloque muy uniforme de jugadores que habían logrado la gesta el año anterior y entre los que se mantenían Llorens, que sería su último año, Coke, Míchel, Piti y Pachón, el héroe del ascenso con su gol ante el Zamora un año antes.

    El director deportivo franjirrojo empezó a mostrar sus habilidades cuando el club pudo 'colocar' a Diamé y Amaya en el Wigan inglés y sus movimientos con fichajes 'a coste cero' empezaron a dar sus frutos, con la llegada en la temporada 2009/10 de jugadores del nivel de Movilla o Rubén Castro. Pese a todo, el equipo sufrió muchísimo para conservar la categoría y, tras la destitución de Pepe Mel, el propio Miñambres debió ponerse al frente de "sus jugadores" para salvar el proyecto. El trabajo fue duro para él y las críticas fuertes. Su vuelta a los despachos volvió a devolverle la tranquilidad, iniciándose una época de éxitos brillantes y algún que otro "susto" solucionado a última hora.

     

    En la temporada 2010-11 Sandoval se convertiría en el segundo entrenador de la 'era Miñambres'. El de Humanes pudo comprobar de primera mano cómo se movía la bolsa de jugadores en el Rayo Vallecano. Llegaron Casado, Brayan Angulo, Armenteros, Juli, Trejo o Delibasic, entre otros, y el equipo consiguió el segundo ascenso con Miñambres al frente. El Rayo retornaba a la Primera División y sufrió una auténtica revolución en su plantilla. Ese año llegaron Pulido, Raúl Bravo, Jordi Figueras, Botelho, Trashorras, Michu, Tamudo o Diego Costa. El final del partido contra el Granada, con el gol de Tamudo y la salvación 'in extremis', supondría el adiós de hombres como Michu y Diego Costa, la salida de Sandoval y la llegada del tercer y último entrenador de los últimos años: Paco Jémez.

    En las cuatro campañas de Paco Jémez al frente del equipo, Miñambres siguió haciendo 'magia' para satisfacer las necesidades del técnico. La peculiaridad de la forma de juego del equipo, jugar en Primera División y, como de costumbre, su visibilidad mediática supuestamente por encima de su nivel deportivo, eran un auténtico reclamo, a pesar de las limitaciones económicas de un equipo que había vivido una auténtica crisis institucional apenas unos años antes (con concurso de acreedores incluido). Llegaron Rubén, Gálvez, Arbilla, Amat, José Carlos, Franco Vázquez y Chori Domínguez y el Rayo empezó a crecer, consiguiendo su mejor clasificación histórica y quedándose a las puertas de la Europa League tras la sanción al Málaga. Finalmente aquella plaza sería para el Sevilla, puesto que el conjunto vallecano tampoco podría participar, pese a acudir al TAS a defender sus derechos.

    Un año más tarde, el 'mago de Astorga' ficharía a Zé Castro, Baena, Larrivey, Bueno y Seba Fernández, logrando además la cesión de jugadores como Saúl, Falque o Rochina, que terminaron ofreciendo un nivel alto y que mantuvieron al equipo un año más en la élite del fútbol español. Aquel sería el momento en el que el club franjirrojo empezaría a variar su política de fichajes de corto plazo para hacerse con jugadores que asegurasen la estabilidad a medio-largo plazo. Así, junto a los Kakuta, Aquino, Pozuelo, Insua o Abdoulaye, se sumaron al proyecto franjirojo jugadores con futuro y con contratos de mayor duración, como Quini y Jozabed y otros con mayor recorrido como Manucho o Miku.

    Por último, esta pasada temporada, la última de la 'era Miñambres', supondría el descenso a Segunda División tras no lograr que los nuevos fichajes (Dorado, Chengdong, Ebert, Fariña...) y los que llegaron en invierno (Iturra, Ozbiliz o Piti) mejoraran el nivel de los jugadores que permanecían en el equipo de temporadas anteriores.

    En total, más de un centenar de jugadores que, con luces y sombras, han defendido el escudo del Rayo Vallecano gracias al olfato de Felipe Miñambres.

    Éxitos y fracasos de una extraordinaria gestión

    Durante los últimos nueve años han sido miles los jugadores que han pasado por la mesa de Felipe Miñambres. Infinidad de llamadas de teléfono, conversaciones en las oficinas del club, contactos a nivel de clubes,  de intermediarios y de futbolistas para intentar convencer a aquellos jugadores que en cada momento interesaban al Rayo y podían adecuarse a las condiciones económicas de la temporada en cuestión.

    Entre los éxitos más notables de su etapa en Vallecas podemos destacar los nombres de Amat, Figueras, Casado, Amaya, Diamé, Movilla, Armenteros, Javi Fuego, Trashorras, Michu, Saúl, Kakuta, Bueno, Chori Domínguez, Rubén Castro, Piti, Pachón, Aganzo, Trejo, Delibasic, Tamudo (por la trascendencia de su gol), Diego Costa o Larrivey, entre muchos otros, aunque si brillantes fueron sus logros, también hubo por el camino muchos nombres que pasaron sin pena ni gloria por Vallecas o que dejaron malas sensaciones. Entre estos nombres encontramos a Cuadrado, Camille, Sueliton Pereira, Koke, Abu, Arana, Nicki Bille, Galeano, Raúl Bravo, Cueva, Nery Castillo, Longo, Morcillo, Aquino, Pozuelo, Jonathan Pereira, Iturra, Fariña y Ozbiliz, muchos de los cuales no llegaron ni siquiera a completar una temporada, debiendo salir de manera prematura del equipo.

     

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