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RAYO VALLECANO. Nuevo proyecto

Un retraso que puede costar muy caro

El conjunto franjirrojo sigue sin contratar a un director deportivo, tampoco tiene entrenador y pronto vivirá el 'baile' de jugadores con contrato

Escrito por Miércoles, 15 Junio 2016

    La falta de director deportivo y entrenador para la próxima temporada empieza a ser preocupante. El futuro del Rayo Vallecano en segunda deberá empezar a aclararse en breve si se quiere evitar poner en peligro su viabilidad deportiva.

    Mientras la gran mayoría de equipos de la categoría planifican la próxima temporada centrándose en cerrar sus plantillas, en confirmar altas y bajas o en decidir cuál será su punto de partida para el año 2016-17, el Rayo Vallecano aún no ha dado el primer paso que ponga en movimiento la maquinaria necesaria para competir en una división tan exigente como Segunda. Este retraso, y la ventaja que gran parte de los equipos están consiguiendo en este mes, pueden costar muy caro al conjunto vallecano. Tras la salida de manera unilateral de Felipe Miñambres, avisada con tiempo de puertas para adentro, la situación empezó a complicarse en Payaso Fofó. Paco Jémez, que había dicho por activa y por pasiva que abría una puerta a la continuidad, quedó rápidamente descartado ante sus pretensiones económicas, abriendo una segunda grieta en la línea de flotación de un barco que sigue en manos de un presidente que se debate entre prolongar la agonía o decantarse de manera definitiva por alguna de las opciones que poco a poco se van reduciendo. La idea inicial de contar con David Cobeño como director deportivo quedó posteriormente 'corregida'. El portero, que colgará los guantes esta temporada debido a sus problemas de espalda, conoce perfectamente la naturaleza del club de Vallecas, su vestuario y todo lo que le rodea, pero carece del 'rodaje' necesario para pelear con clubes o agentes mucho más preparados. Esta circunstancia provocó un cambio de línea de actuación que, a día de hoy, todavía sigue sin resolverse. 

    Todo apunta a que el hasta ayer director deportivo del Elche, Ramón Planes, es la persona que podría acompañar a Cobeño en la dirección deportiva del Rayo, pero mientras esto sucede la maquinaria futbolística sigue parada. El primer paso es fichar a un director deportivo que dé luz verde a la contratación de un técnico y, entre tanto, los entrenadores que aparecían en la nutrida lista que Martín Presa manejaba, y otros muchos añadidos por las quinielas periodísticas tan dadas a añadir nombres a diestro y siniestro, se va reduciendo a la mínima expresión. Sin director deportivo confirmado y sin entrenador que empiece a planificar la pretemporada y la nueva campaña, el panorama empieza a ser poco alentador por Vallecas.

    Además, dentro de pocas fechas empezará el baile de jugadores. Varios llegarán (algunos ya lo han hecho a modo de tanteo) pidiendo salir del club pese a tener contrato en vigor. Ley del fútbol profesional. Los más apetecibles, que no querrán perder la oportunidad de seguir jugando en Primera División, intentarán evitar por todos los medios que las condiciones económicas de sus contratos sean la razón que limite sus movimientos. Otros pasarán rápidamente de sus sentidas lágrimas del último partido ante el Levante a una lucha por su futuro, mientras que algunos que afirmaron que defenderían al Rayo en Segunda, empezarán a plantearse que solo lo harán si no hay más remedio. Ley del fútbol profesional.

    Entre tanto, el reloj corre en contra del Rayo Vallecano y su nuevo proyecto de Segunda. Mientras otros equipos tienen la ventaja de poder consolidar sus proyectos, el cuadro franjirrojo está en la encrucijada de decidir cuál es el futuro que le espera y ahí no está siendo muy diligente. Tampoco lo ha sido con los abonos de la próxima campaña. La directiva del club de Vallecas no supo aprovechar el tirón que supuso el sentimiento de orgullo del barrio con su equipo en la recta final de la temporada pasada y prefirió que ese ambiente se enfriara. Con los frentes del patrocinador chino y el equipo de Oklahoma abiertos, el trabajo se les acumula y muchos dudan de su capacidad de maniobra. A día de hoy, con toda la razón.

     

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