La frase que inspira este artículo la pronunció hace unos días el entrenador del Rayo Vallecano tras un nuevo traspiés en Vallecas en los últimos minutos: "El rendimiento del equipo es bueno. Una cosa es el resultado y otra el rendimiento".
Habré tenido esta conversación con Miguel Ángel Tejeda al menos media docena de veces en lo que llevamos de temporada hasta que Míchel lo ha dejado bien claro en la rueda de prensa post-partido del Rayo - Villarreal. Míchel no está preocupado por el juego del equipo; lo está por los resultados.
Probablemente sea una obviedad, pero en el fútbol un alto porcentaje del factor que determina los resultados es el juego (bueno o malo) de un equipo. El resto del porcentaje lo determina el azar, la suerte y otras circunstancias externas que difícilmente se pueden entrenar. Los resultados son malos, eso es innegable, pero ¿y el rendimiento? ¿Además de Míchel, el rayismo puede estar satisfecho del rendimiento de su equipo?
Haciendo un repaso general a los 12 partidos que ya hemos disputado resulta más que evidente que el Rayo fue claramente inferior al Sevilla, al Alavés del segundo tiempo, al Leganés y al Girona. En el intercambio de golpes más igualado perdió contra el Getafe y empató contra la Real Sociedad, Espanyol y Villarreal (todos a 2). Y fue claramente superior al Atlético de Madrid, al Barcelona, al Athletic de Bilbao y al Huesca, equipo este último ante el que consiguió su única victoria.
En la mitad de los partidos disputados por el Rayo hasta hoy el equipo franjirrojo ha conseguido ponerse por delante del marcador. De haber mantenido esos resultados como hizo en tierras oscenses, los de Míchel tendrían ahora mismo 11 puntos más en el casillero. De hecho, solo en tres de esos encuentros se ha dejado 7 puntos dentro del último cuarto de hora de juego.
Por eso Míchel confía en el rendimiento y está preocupado por los resultados. Porque en desconexiones puntuales combinados con el talento de la primera división, el VAR, la suerte o como lo que queráis llamar hemos dejado por el camino unos puntos que nos pondrían con 14 en zona media baja pero fuera del descenso.
No es una utopía. Estaban ahí y se escaparon de nuestras manos sin saber por qué, en partidos en los que se fue mejor durante amplias etapas del juego. Por eso Míchel confía en que el resultado llegará gracias al rendimiento. Ahora la única duda es... ¿cuándo?