VALENCIA 3 - RAYO VALLECANO 0

El Rayo Vallecano tiene claro a lo que quiere jugar, sabe cómo tiene que hacerlo, lo hace, pero no le da, no es suficiente y hoy, ante el Valencia, quedó demostrado que así, las opciones se reducen a mínimos. Si ante el Barcelona y el Villarreal, los de Míchel estuvieron cerca de lograr la victoria, el partido de Mestalla deja tocados a los vallecanos.

Míchel no introdujo variaciones respecto a su equipo base de la temporada. El técnico vallecano dio continuidad a Dimitrievski en la portería, recuperando a Gálvez en el centro de la zaga y dejando a Alvaro en el banquillo, a pesar de la reivindicación del ex del Cádiz con sus goles en los últimos partidos. Con Pozo cayendo a banda y buscando la velocidad de Embarba por el costado derecho, los vallecanos quisieron inquietar a un Valencia que llegaba al duelo tras dos victorias consecutivas, una en Champions ante el Young Boys y otra en liga, en su última comparecencia en el Coliseum de Getafe.

El partido arrancó con mucho dinamismo por parte de ambos conjuntos. El arreón inicial de los valencianistas duró diez minutos, el tiempo que tardó Trejo en recuperar un balón y centrar para el intento de remate de Raúl de Tomás. Las dos acciones iniciales de los de Marcelino habían obligado a Dimitrievski a emplearse a fondo con una atajada y un despeje que presagiaban una avalancha de juego local. Pero superados estos dos primeros sustos, el Rayo comenzó a jugar a lo que sabe. Las triangulaciones eran buenas, la movilidad de los jugadores también y el dominio del juego pertenecía a un Rayo que sufría cuando el Valencia corría y lanzaba sus estiletes ofensivos.

Una gran triangulación entre Pozo y Trejo llevó al primero a rondar la portería de un Neto que en el primer cuarto de hora apenas tuvo que intervenir. En cambio las cosas cambiaban mucho cuando el balón se acercaba al área contraria. Otro paradón de Dimitrievski, el tercero de la tarde, ante la llegada de Guedes mantenía al Rayo en el partido. Los de Míchel trabajaban bien con balón y se empeñaban en juntar líneas cuando lo perdían. Todo pudo haber cambiado cuando Advíncula remató al palo de la portería de Neto, instantes después de otra clara ocasión local en la que Dimitrievski se escurría para introducirse en la portería y dejaba el balón suelto en el área para regocijo de un Santi Mina que no pudo culminar la acción.

Tras el remate a la madera de Advíncula, el partido entró en una fase de ida y vuelta que parecía favorecer más a los valencianistas que a los vallecanos. En un golpeo desde el centro del campo, Santi Mina se coló entre los centrales para encarar al portero macedonio del Rayo, superándole en el achique de espacio y logrando adelantar a los suyos en el marcador. El Valencia conseguía el premio que había buscado, el mismo que intentó conseguir el Rayo encontrándose con la madera de la portería valenciana.

Con el gol, el Valencia se sintió más cómodo y buscó alguna acción a la contra que sentenciara el partido en la primera mitad. Marcelino se empeñaba en pedir cabeza y calma a los suyos, mientras que el Rayo seguía jugando bien con el balón en los pies, aunque sin la presencia ofensiva necesaria para inquietar al conjunto valencianista. Un centro de Alex Moreno desde la izquierda al que no llegó De Tomás y un golpeo de Pozo tapado por la defensa, pusieron el broche a una interesantísima primera mitad en Mestalla.

Santi Mina y Gameiro pusieron la puntilla en la segunda mitad

En la segunda parte el Valencia, con dos nuevos goles, primero de Santi Mina y después de Gameiro, que sería su sustituto, cerró un partido en el que el Rayo quiso y no pudo. La sensación del partido fue que el conjunto vallecano cada vez se sentía más impotente, intentando superar a un equipo que arrancó el segundo acto con cambios de orientación para descolocar a los franjirrojos y que terminó con el Rayo entregando la cuchara cuando tras un saque de esquina, Mina volvió a romper las ilusiones de los franjirrojos.

Míchel decidió dar aire fresco al equipo introduciendo novedades en las bandas, con Alvaro y Bebé y después con la llegada en el centro de Alex Alegría. Alvaro tuvo tres ocasiones claras, pero su falta de acierto sería contrarrestada por un Valencia que apenas se acercó en las dos ocasiones en las que logró cerrar definitivamente el partido.

El dominio del balón seguía correspondiendo a los franjirrojos, con el conjunto ché atrincherado atrás para evitar sustos. Las tímidas llegadas de los de Míchel, que terminó viendo la segunda mitad inmóvil en la banda, apenas agitaron levemente un partido ya totalmente decidido.

El Rayo se mete en un lío de campeonato y ve cómo se alejan sus opciones de engancharse a los puestos de salvación