Opinión. Que el fútbol femenino sea noticia, ya es una noticia en sí mismo, y que lo sea por la razón que lo es me entristece y me da esperanzas por partes iguales. Que el protagonista sea el Rayo, no me sorprende, aunque me duele. La conjunción de fútbol femenino y Rayo Vallecano trae a la mente alegrías, fiestas, Fuente de la Asamblea, Arsenal en Champions, pero también penurias, recortes, dudas sobre el futuro y, desde ayer, una preocupación. Que el fútbol femenino no es rentable, seguramente sea una realidad, pero si un equipo de Primera División no es capaz de mantener su sección femenina, ¿cómo lo hacen los demás? Subvenciones, subvenciones y más subvenciones.

La realidad del Rayo Vallecano es atípica. Formando parte, como sección, de un club profesional, el conjunto femenino es considerado de la misma manera (¿profesional?) y eso limita sus opciones con las instituciones públicas. El Atlético de Madrid Féminas, que es una sociedad independiente y que no está considerada club profesional, goza de ventajas que no tienen en Vallecas. Hasta ahí las razones de unos, pero... ¿qué gestiones se han hecho? ¿Simplemente se ha llamado a la puerta del Ayuntamiento, de la Comunidad o del CSD para pedir dinero? ¿Dónde están los patrocinadores? ¿Dónde está la inversión de los propietarios del club? Hubo quien compró el Rayo y lo hizo con un patrimonio y con unos gastos, con unas deudas, por supuesto, pero ¿dónde está la inversión? Ahora es el momento de sacar la cara por tu producto, por tu empresa, y si no es así como hay que verlo, quizá sea el momento de sacar la cara por tu orgullo, por tu imagen, por tu futuro.

Por el camino se quedan tantas y tantas ilusiones rotas que difícilmente se repararán, que quieren al club, que necesitan al club, que han vivido y 'mamado' lo que es el Rayo Vallecano. Incluso aquellos y aquellas que apenas estuvieron unos meses o unos pocos años, saben que el Rayo no es normal, que no es una empresa, que no es un club de fútbol "al uso", que es mucho más. Siempre se dice, pero en este caso además es cierto.

Que salvar al Rayo Femenino se convierta en Trending Topic en Twitter es una pequeña satisfacción dentro de la gran desazón que provoca la decisión de limitar al máximo la capacidad económica de la sección más laureada y más aclamada del Rayo Vallecano, tanto nacional como internacionalmente. Ser campeón de liga y defender al Rayo en Europa merece un respeto. Quien tuvo el privilegio de vivir momentos como aquellos sabe que detrás de un nombre, detrás de un escudo, detrás de una camiseta, hay mucha gente que quiere, aprecia y siente suyo todo lo que implica. El que solo ve números se arriesga a quedar estancado y, hoy, arrinconado y aniquilado por la movilización popular, la que vale, la que hace renacer lo que otros quieren que muera.

Yo, en mi inocencia, todavía confío en que esto haya sido un simple 'globo sonda' y que viendo la respuesta de todos los que quieren a este club y respetan a su sección femenina, den marcha atrás y no terminen de un plumazo con una parte de la historia del club. Amputar de esta manera al Rayo, simplemente me parece una irresponsabilidad. Si se pudo mantener la sección durante el concurso de acreedores y los administradores concursales no metieron la tijera de manera drástica ahí, o si lo intentaron, no lo consiguieron, ahora que la responsabilidad es plena de los que mandan, ellos deberán solucionar el problema. Ni más ni menos.

Creo que todavía no saben el 'monstruo' que tienen entre manos. El Rayo Vallecano no es un juguete, no es un capricho. El Rayo Vallecano da poder, da prestigio, da notoriedad, pero también implica una responsabilidad enorme para la que hay que estar preparado... y Vallecas nunca se cruza de brazos.

Habrá que esperar acontecimientos, habrá que ver en qué queda todo, habrá que escuchar las explicaciones (culpando a las instituciones y a la escasa presencia de espectadores en los partidos), habrá que tener fe y confiar en que la fuerza de la gente pueda hacer recapacitar a los directivos del Rayo, habrá que creer en los milagros. El sacrificio de mucha gente merece la pena. El esfuerzo, el trabajo y las ganas de seguir luchando por un deporte, por un club y por una afición, harán el resto. Ha llegado la hora de salvar al Rayo Vallecano Femenino.