Ya sabemos que en cualquier otro lugar del planeta fútbol, que un equipo no sea capaz de ganar varios partidos seguidos es sinónimo de nervios y tensión, llevado al extremo, hay lugares del planeta fútbol en el que incluso ganando hay nervios y tensión. Vallecas sigue siendo esa 'aldea gala' irreductible de la que tanto hemos hablado hasta ahora. Tras el empate ante el Getafe, el equipo hoy no pudo hacer más que empatar también con un Sevilla que, aunque la clasificación diga lo contrario, es un rival con mucho poderío. Bien, a lo que íbamos, en Vallecas el resultado no lo es todo. Aquí, mientras el equipo lo intente de principio a fin y se deje todo sobre el terreno de juego, honrando y defendiendo el escudo y la camiseta que porta, siempre encontrará de su lado a los suyos.

Hoy volvió a ser un nuevo ejemplo. Tras el Rayo Vallecano 1-1 Sevilla, los aficionados del fondo aplaudieron a los suyos, gritaron "Somos la grada antirracista" (se celebraban este fin de semana las Jornadas contra el Racismo) y fueron correspondidos por los jugadores que, desde el césped y antes de tomar rumbo a vestuarios, devolvieron los aplausos a su afición más bulliciosa.

Vallecas sigue siendo la "aldea gala" de este mundo repleto de 'romanos'. Vallecas es diferente.