Aunque siempre la historia se vea desde el prisma del Real Madrid, hay situaciones que, vistas de otra manera, adquieren mucho más sentido. Para el aficionado medio del equipo blanco, el Real Madrid bajó su nivel en la segunda parte. Incluso para su entrenador, Carlo Ancelotti, esto fue así. El Real Madrid, según ellos jugó mal la segunda mitad y esto provocó que, una vez más, escuchásemos música de viento en el estadio merengue. Pero, ¿qué fue antes, el huevo o la gallina? Porque aparejado al "mal segundo tiempo" del Real Madrid, cualquiera pudo ver el crecimiento y la mejoría del Rayo Vallecano. Con el balón en los pies, controlando el ritmo del partido, generando ocasiones en ataque y, sobre todo, evitando que las grandes estrellas madridistas hicieran daño, los de Iñigo Pérez elevaron su nivel provocando, desde nuestro punto de vista, que los seguidores madridistas, acostumbrados a ganar (muchas veces con superioridad), lo pasaran mal viendo cómo el Rayo se acercaba para lograr el empate.
Pero, aunque la pitada del final del partido fuese la más evidente, a lo largo del choque ya pudimos escuchar (en ocasiones con mucha nitidez) que los aficionados del Real Madrid no estaban contentos con lo que estaban viendo. Antes de los goles de Vinicius y Mbappé en dos destellos, ambos con fortuna, ya habíamos escuchado algunos silbidos al juego de los de Ancelotti. Durante la segunda mitad, con el Rayo dominando, todo se precipitó. Cada mal pase, cada despeje sin sentido, cada recuperación o casa remate u ocasión del Rayo hacía incrementar el descontento de una afición que terminó el partido silbando a los suyos pese a ganar por 2-1.
Su supuesta superioridad (y no nos referimos a lo futbolístico únicamente), estuvo cerca de jugarles una mala pasada esta vez.