No se puede hacer mejor. Tampoco se puede hacer más. La afición del Rayo Vallecano estuvo, una vez más, sobresaliente. Llegados desde Vallecas (los diecinueve autocares fletados por el club 'aterrizaron' en San Sebastián apenas cuatro horas antes de iniciarse el choque), los más de mil trescientos seguidores franjirrojos -divididos en tres zonas de Anoeta- apoyaron al equipo de principio a fin, despidiéndole con gritos de apoyo pese a lo vivido en el partido de hoy.

La afición vallecana supo entender el esfuerzo realizado por sus jugadores y aceptó sus limitaciones con el orgullo de la gente que sabe que ha hecho todo lo posible por alcanzar su meta. Ellos lo han hecho. Han recorrido novecientos kilómetros (a estas horas van de camino a casa) para animar a su equipo, se han dejado la voz, han sufrido y llorado con los suyos y se han citado el próximo domingo en Vallecas.

Si se obra el milagro será gracias a su esfuerzo, de lo contrario, todos tienen en mente volver a Primera cuanto antes. La afición más grande de España merece estar entre los grandes y la franja no merece este descenso (como se podía leer en una de las pancartas desplegadas hoy en Anoeta)...