Mestalla no es una plaza sencilla. Ni con el Valencia a pleno rendimiento futbolístico, ni con el Valencia con dudas. Ni con el Valencia entrenado por Marcelino ni con el Valencia entrenado por Bordalás. Mestalla es uno de esos estadios en los que el Rayo siempre o casi siempre sufre. 

Hoy, los de Iraola hacían acto de presencia en la capital levantina asentados en el sexto lugar de la tabla, por delante del Valencia, y con ganas de dar un golpe sobre la mesa para, en ese feudo tan complicado, justificar el gran inicio de temporada que les ha llevado a ser la revelación del campeonato.

El Rayo ya sabía que no podía contar con la participación de su capitán, un Oscar Trejo que marca la diferencia en este equipo. Además, sobre la marcha supimos que, aunque no se le esperaba en once inicial, tampoco iba a estar presente el colombiano Radamel Falcao. Un doble contratiempo que tenía en Unai López y en Sergi Guardiola el reemplazo de garantías de un equipo con fondo de armario suficiente para no añorar demasiado a los ausentes.

El partido arrancaba con un Rayo valiente y con intención de demostrarle al Valencia una cosa: Si querían ganarles, debían hacerlo ellos, porque el Rayo quería jugar en campo contrario. La presión alta incomodaba la salida de balón del equipo de Bordalás, provocaba pérdidas en zona ofensiva franjirroja y evita sobresaltos defensivos. El primer aviso lo daría Alvaro García con un robo, carrera y pase atrás, rematado por Unai López al lateral de la red. La grada ya empezaba a pedir a los suyos aquello de la testosterona. Un clásico.

El Valencia no generaba peligro, pero no hay nada como una jugada aislada, un balón al área con un jugador local en más que dudosa posición, un intento de despeje de Saveljich dentro del área que golpea en Hugo Duro y una revisión del VAR para señalar penalti y que el Rayo viera cómo todo su trabajo se venía abajo a los 18 minutos de partido. Tocaba remar en esa complicada plaza llamada Mestalla.

Un potente lanzamiento de falta de Unai López a la media hora iba a poner a prueba los reflejos de Cillessen, que despejaba de puños otro acercamiento de un Rayo que seguía dominando en el terreno de juego y que seguía perdiendo en el marcador de un partido que no reflejaba en el luminoso nada de lo vivido hasta ese momento.

La primera mitad se consumía con la desesperación del Rayo y con el tímido despertar de un Valencia que conseguía un premio exagerado para lo ofrecido sobre el césped.

El segundo acto iba a arrcar con un disparo lejano que incomodaba a Cillessen y con una acción en la que Balliu tuvo que despejar en el área pequeña para evitar el segundo de los locales, que lo iban a intentar de nuevo con un remate cruzado de Guedes desde dentro del área que se marchaba junto al palo.

Con el partido embarullado al 'estilo Bordalás', con continuas interrupciones por faltas, tarjetas y otras incidencias,  un robo con galopada de Unai López y remate de Alvaro García iba a convertirse en la ocasión más clara de un Rayo que seguía trabajando para sacar algo positivo de Valencia.

Los vallecanos parecieron por momentos mimetizarse con el juego poco vistoso y sin ideas del rival, aunque su corazón les mantenía con opciones. Y el premio al trabajo bien hecho iba a llegar de la manera más inesperada. Un remate a la 'remanguillé' de Catena y una gran estirada de Cillessen para salvar sobre la línea, iba a permitir a Isi llegar en el segundo palo para rematar con el alma y poner el partido 'patas arriba'. Isi dijo en PxR Radio que ese estadio era el ideal para que su equipo demostrara la personalidad que tiene y, precisamente, Isi marcaba el empate.

Los minutos finales iban a ser de un ida y vuelta peligroso en el que ambos tenían mucho ganar, pero también demasiado que perder y, aunque tanto Valencia como Rayo lo siguieron intentando, cada uno con su estilo, el partido repartió puntos y dejó sentimientos encontrados. Bebé tuvo la última en sus botas, pero un exceso de individualismo, con Andrés Martín completamente solo en el punto de penalti evitó el 1-2.

El Rayo sumaba un nuevo punto en su camino a la salvación y al sueño.