Llega uno de los partidos del año a Vallecas. Ese al que se suele llegar con la intención, la idea y la esperanza de ‘rascar’ algo, el mismo del que después de luchar y pelear, uno termina marchando a casa con un ‘saco’ de goles. Así ha sido en las dos últimas temporadas y, visto lo visto hasta la fecha, todo hace indicar que, por tercer año consecutivo, el único aliciente será saber cuál es la diferencia final entre unos y otros.

Tirando de ‘fraseario’ popular uno puede acogerse al manido “fútbol es fútbol”, al “no hay enemigo pequeño” o al “once contra once”, pero con eso no es suficiente. Las diferencias entre un transatlántico, como es el Barcelona, y una patera, como es el Rayo, son insalvables a todos los niveles. Económicamente sería un insulto plantear alguna cuestión, institucionalmente, tampoco, como imagen, prestigio, historial… en definitiva, se mire por donde se mire, un choque entre Rayo Vallecano y F.C. Barcelona es un enfrentamiento tan desigual que la liga se lo debería replantear –y no precisamente porque sobre el Rayo…-

Más allá de cuestiones puramente económicas -las televisiones estarán encantadas si mañana el Barcelona golea o si Messi o Neymar consiguen un ‘hat-trick’-, el Rayo llega al choque con los catalanes con ciertas urgencias provocadas por sus malos resultados fuera de casa (5-0 en el Calderón y en La Rosaleda no son marcadores para ser muy optimistas) y por el tropiezo ante un Levante, conservador y práctico, que deja al conjunto de Jémez a las puertas de los puestos de descenso y con Barcelona, Sevilla, Valencia y Real Sociedad en el horizonte más cercano.

Los agobios de los franjirrojos no harán variar un ápice la idea de su entrenador. Esa es la postura inicial, la de seguir “jugando a lo mismo”, la de querer ser protagonistas, robar el balón y plantear dificultades a uno de los mejores equipos del campeonato. Lo que pase después será cuestión del acierto o no de los Messi, Neymar y compañía, de los ajustes defensivos del Rayo y de la presión de la grada, que esperemos vuelva a rugir como en las grandes citas (se espera que el estadio roce el lleno).

El Barcelona, con Pujol, y con dudas sobre su estilo de juego

El F.C. Barcelona aterriza en el Estadio de Vallecas en plena ‘semana Champions’ y lo hace tras el regalo de la jornada de liga ante el Sevilla y después de haber goleado a un endeble Ajax en la competición continental. Pese a las victorias, cuatro en liga y una en Champions, las dudas empiezan a sobrevolar por el Camp Nou, porque muchos ven peligrar el estilo de juego de un equipo que ha marcado una época en el fútbol español.

La llegada de ‘Tata’ Martino, tras la marcha de Tito Vilanova por cuestiones personales, fue entendida en Barcelona como una continuación de proyecto y un afianzamiento de ciertos valores que habían desaparecido la temporada pasada. Siendo cierto que el equipo ha recuperado condiciones abandonadas en el pasado más cercano, la realidad es mucho más abrumadora: el equipo está desequilibrado y ha perdido parte de la base en la que sustentó sus éxitos más recientes. Parece una locura hablar de desequilibrio en un club con esa plantilla, pero su juego muestra ciertas lagunas que el técnico y sus colaboradores deberán atajar antes de que se conviertan en un mal endémico dentro de una temporada en la que, pese a la transición, se seguirán exigiendo éxitos en forma de títulos.

Seguramente, el técnico azulgrana se inclinará por continuar haciendo rotaciones de cara a los próximos compromisos tanto europeos como nacionales y la duda estará en ver si se atreverá a dejar en el banquillo de Vallecas a Messi, tras confirmar el pasado miércoles su instinto goleador anotando un ‘hat-trick’ ante el Ajax holandés.

La vuelta de Nery y la buena evolución de Falqué, las notas positivas en los locales

Las buenas noticias para el Rayo llegaron esta semana desde ‘la enfermería’, donde tanto Nery Castillo, que ya entrena con el resto del grupo, aunque, salvo sorpresa de última hora, no jugará todavía, como Iago Falqué, que avanza satisfactoriamente en su proceso de recuperación, suponen un poco de aire fresco en un equipo que llega marcado por el último resultado en La Rosaleda.

Paco Jémez ha trabajado esta semana la finalización y los conceptos básicos de su disposición táctica, incidiendo en el aspecto anímico y buscando que sus jugadores se transformen en auténticos ‘animales de presa’. Esa será una de las premisas para poner en dificultades al Barcelona, la intensidad y la presión, con vistas a evitar las circulaciones de balón. Además, el conjunto vallecano buscará las ayudas y la cercanía de líneas para reducir los huecos que con tanta facilidad aprovecha su rival de esta jornada.

Las dudas en defensa, en la que el ‘baile’ de centrales ha sido la constante en las primeras jornadas, y la recuperación del instinto goleador de la primera jornada ante el Elche, serán dos de los alicientes que tendrá un partido en el que Jonathan Viera podría estrenarse ante su público, tras el debut del pasado domingo.