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El Rayo entierra su fútbol tras una mediocre primera mitad

Escrito por Viernes, 25 Octubre 2013

    El Rayo Vallecano perdió ampliamente ante el Valladolid (0-3) en un partido en el que el fútbol directo de los visitantes y el plano de los locales, mostró dos maneras muy distintas de concebir el mismo juego.



    Ficha técnica:

    Rayo Vallecano (0):Rubén, Tito, Gálvez (A), Arbilla, Mojica, Trashorras, Baena (Lass, minuto 45) (A), Iago Falqué, Perea (Larrivey, minuto 45), Jonathan Viera y Nery Castillo (Bueno, minuto 63).

    Real Valladolid (3): Mariño, Rukavina, Marc Valiente, Rossi, Jesús, Baraja (A)(Alvaro Rubio, minuto 78), Javi Guerra (Alcatraz, minuto 74), Peña, Rama, Ebert (Larsson, minuto 45) y Manucho (A).

    Arbitro: Iglesias Villanueva.

    Goles: 0-1. Minuto 31. Ebert, 0-2. Minuto 39. Javi Guerra, 0-3. Minuto 49. Larsson.


    El Rayo Vallecano se dio un auténtico batacazo y cayó claramente derrotado ante un Real Valladolid que supo muy bien a lo que jugar en Vallecas. Si el Rayo pensaba que ganando a la Real de penalti y al Almería de falta se había logrado mucho, se equivocaba, y si además creía que la clave estaba en tener el balón y seguir teniéndolo, se equivocaba doblemente. La gracia del fútbol está en tener el balón y jugarlo con criterio para buscar las debilidades del rival, generar peligro y demostrar la ambición, el coraje y las ganas de hacer cosas que sirvan a sus aficionados para enorgullecerse de los suyos. Hoy, el Rayo, no fue ni la sombra de un equipo que demostrara nada, principalmente en una primera mitad falta de espíritu combativo.

    Se podrían poner mil excusas, pero ninguna valdría. Que la defensa está hecha añicos, que los remiendos no siempre funcionan, que Mojica corre mucho para adelante y un poco más torpemente para atrás, que si Trashorras está con espíritu decaído el equipo lo nota horrores, que no sirven de nada cien toques sin profundidad ni intención, que no se genera peligro, que no hay un delantero 'matador'... demasiados "ques" para analizar por un Paco Jémez que invitó a los que quieran ver fútbol de más nivel a acercarse al Barrio de Concha Espina. Así es Jémez.

    El Rayo compareció en la jornada del viernes de fútbol, inventada por la Liga de los poderosos, sin Adrián, sin Zé Castro, sin Saúl... algo que tampoco pareció suficiente argumento para justificar la falta de empuje ante un Valladolid que regaló completamente el balón, se parapetó atrás, esperó los errores de su rival -sabedor de que tarde o temprano terminarán por llegar- y asestó dos zarpazos que dejaron a los franjirrojos sin reacción.

    Ebert, 'Ebi' para los amigos y resto de la 'fauna' futbolística, se inventó un golazo que sorprendió a Rubén y que encarriló el partido. Imparable, seguramente sí, evitable, seguramente también. Cuando un futbolista es capaz de conducir el balón, perfilarse para el disparo y rematar como lo hizo el blanquivioleta, algo se está haciendo mal. El Rayo no había llegado a puerta contraria y no merecía nada, pero el Valladolid tampoco. El partido discurría ya por donde imaginaba Juan Ignacio Martínez, temeroso por las pequeñas dimensiones de un terreno de juego que hoy no pareció tener influencia alguna.

    Javi Guerra corrió, superó a su par, se plantó ante Rubén y colocó el 0-2 en el marcador. Así de simple, así de sencillo. Dos arreones, dos goles y partido prácticamente resuelto. Sobre todo por la 'poca sangre' demostrada por los vallecanos.

    En el descanso Jémez leyó la cartilla a los suyos, les explicó que la 'comodidad' en la que se había instalado el equipo por el simple hecho de disponer de la posesión no servía para nada y les pidió más mordiente y más profundidad. El primer acercamiento al área de Mariño pareció encender la mecha de una posible remontada, hasta que Mojica cometió el 'error de bulto' de la jornada. El colombiano recibió un pase retrasado y su intento de cesión a Rubén se quedó a medio camino entre el cancerbero y Larsson, que aprovechó el regalo para, apenas cuatro minutos después de volver al campo, cerrar definitivamente el partido.

    Con todo perdido, el Rayo jugó mejor, no tuvo demasiada llegada, no generó ocasiones claras de gol, pero mostró una forma diferente de encarar a un rival que se echó descaradamente atrás y que, por momentos, se vio encerrado en su propio terreno de juego. No les fue mal tampoco esta táctica porque, ante las acometidas de los vallecanos, sus contras pudieron redondear la goleada, pero sus remates finales se marcharon fuera o se encontraron con el acierto de Rubén.

    El Rayo se cayó 'con todo el equipo' en una jornada en la que la grada de Bukaneros escenificó el 'entierro' del fútbol, el mismo que escenificó el equipo sobre el césped del Estadio de Vallecas.

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