Ficha técnica:

Rayo Vallecano (1): Rubén (A), Tito (Rochina, minuto 45), Baena (Seba Fernández, minuto 45), Trashorras (A), Perea (Lass, minuto 65), Rat, Galeano (A), Zé Castro, Larrivey, Bueno y Falque.

Getafe C.F. (2): Julio César, Alexis (A), Lisandro (A), Lacen (A), Lafita (Mosquera,  minuto 65) (A), Sarabia, Ciprian Marica, Pedro León (A)(Sammir, minuto 82), Rafa (A), Valera (A) y Juan Rodríguez (Borja, minuto 20).

Arbitro:Gil Manzano.

Goles: 0-1. Minuto 43. Marica; 1-1. Minuto 65. Trashorras, 1-2. Minuto 90. Marica, de penalti.

El Rayo Vallecano fue de menos a más en su enfrentamiento con el Getafe. El encefalograma plano que presentaba el encuentro en el que el Getafe se jugaba mucho más que una permanencia y el Rayo únicamente su orgullo, se transformó de repente en un vibrante ir y venir en el que ambos buscaron con ahínco derrotar al contrario y en el que ambos conjuntos se emplearon con garra y excesiva agresividad, con el resultado de la salvación del Getafe, la rabia del Rayo y una celebración fuera de lo común y demasiado irrespetuosa en casa de un posible rival directo en el futuro.

Futbolísticamente el partido entre Getafe y Rayo fue aburrido en su primer acto. Los getafenses, sabedores de la ventaja que otorgaba enfrentarse a un rival sin objetivos, y con la única necesidad de un punto para salvar la categoría, se conformaban con no sufrir. Marica, aquel delantero que un día pudo ser del Rayo y al día siguiente era del Getafe, intentaba pelearse con una defensa muy novedosa para tratarse del último partido del año. Y es que Jémez decidió dar un aire nuevo a su equipo en su última aparición de la temporada. Rat, ausente varias semanas por sanción, Tito, ausente varias semanas por lesión, Galeano, ausente varias semanas por lesión, y Zé Castro, el único superviviente de los últimos tiempos, conformaron una atípica defensa que intentó y consiguió mantener a raya las tímidas acometidas de un rival que se suponía debería tener más mordiente, más intensidad, más necesidad.

Pero la 'revolución' de Jémez no se quedó en la defensa. Baena acompañó a Trashorras en el centro del campo, dando al equipo un aire de mayor seriedad y control, mientras Perea ocupaba la banda derecha buscando profundidad y desmarque..

Mientras el partido iba y venía, con el Rayo agazapado, desconocido y especialmente lento, el rumano Ciprian Marica se las ingenió para reactivar el choque y provocar una revolución que plantearía una segunda mitad sin táctica y con dos equipos trabajando opciones totalmente opuestas. El 0-1 antes del descanso provocó la reacción del conjunto vallecano que, con Tito nuevamente con problemas en sus tobillos, optó por dar entrada a Rochina y a Seba Fernández, provocando un cambio brutal de actitud que terminaría contagiando a una grada que parecía haberse resignado a ver cómo el Getafe se encaminaba plácidamente a una salvación tan poco trabajada, como vergonzosamente celebrada.

La reactivación de los vallecanos fue instantánea, viéndose reforzada con la inclusión de Lass a falta de algo menos de media hora para la conclusión. Larrivey apareció para pelearse con los defensores getafenses, Rochina trazó diagonales, Seba se intercaló entre líneas y metió balones al hueco, Lass regateó y buscó los centros, Falque, que no había tenido su tarde empezó a carburar y el Rayo estuvo cerca de voltear la situación. Trashorras aprovechó, con un lanzamiento de falta, la indecisión del portero visitante para lograr la igualada. A partir de ese instante, el partido se volvió loco. Bueno veía cómo se anulaba el segundo del Rayo por fuera de juego, Sarabia obligaba a Rubén a emplearse a fondo en dos acciones a bocajarro consecutivas y Galeano, peinando un lanzamiento de falta de Trashorras, estuvo cerca del 2-1.

Finalmente, en el minuto 90, un penalti señalado a Rubén por derribar a Sammir en un mano a mano, permitiría a Marica lograr el gol de la victoria y de la salvación para un Getafe que celebró la permanencia con detalles de poca clase. Lisandro dirigiéndose a la grada pidiendo los cánticos que ya no escuchaba, varios jugadores recriminando -según indicaron después los rayistas- que el Rayo hubiera buscado la victoria cuando no tenía nada en juego y todo el equipo celebrando con desmesura su éxito y evitando que los locales pudieran estar junto a su gente en el último partido de la temporada. Los Rayo - Getafe y viceversa, tendrán continuidad al menos un año más.