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El Atlético aprovecha las concesiones del Rayo

Escrito por Domingo, 25 Enero 2015

    El derbi entre Atlético de Madrid y Rayo Vallecano se saldó con victoria de los rojiblancos (3-1), que supieron aprovechar a la perfección las debilidades del club vallecano, que no pudo estar arropado por su afición desde la grada.



    Ficha técnica:

    Atlético de Madrid (3): Moyá, Juanfran, Miranda, Giménez, Siqueira, Gabi (A), Tiago, Mario Suárez, Arda Turan (Raúl García, minuto 80), Griezmann y Mandzukic (Torres, minuto 70).

    Rayo Vallecano (1): Toño, Zé Castro, Abdoulaye, Morcillo, Jozabed (Pozuelo, minuto 56), Baena (A), Fatau (Bueno, minuto 72), Trashorras, Aquino, Kakuta (Alex Moreno, minuto 82) y Manucho.

    Arbitro: Bikandi Garrido.

    Goles: 1-0. Minuto 12. Griezmann; 2-0. Minuto 22. Griezmann. 2-1. Minuto 35. Trashorras; 3-1. Minuto 56.Manucho, en propia puerta.


    El Rayo sorprendió al Atlético de Madrid con una revolucionaria alineación que parecía difícil de digerir, pero los atléticos no se volvieron locos ante el cambio de planes de Jémez y supieron hacer lo que suelen hacer la mayoría de equipos de esta liga: esperar los errores de su rival para darle la puntilla.

    El conjunto vallecano, que contó con el apoyo de su afición en el Estadio de Vallecas a su salida hacia el Calderón, llegaba al duelo con el actual campeón de liga marcado por sus penurias defensivas. Las ausencias de Tito, Quini e Insua obligaban a improvisar y a buscar una alternativa que, en ningún caso, sería muy "natural". A las barajadas de tres defensas, con Abdoulaye, Zé Castro y Morcillo, o de cuatro, con Nacho por y lado y Morcillo por otro, Jémez añadió una nueva variante con dos carrileros de mucho recorrido -Kakuta y Aquino- y con cuatro mediocentros -Baena y Fatau por un lado y Trashorras y Jozabed por otro-. La idea era clara, había que hacer correr al Atlético de Madrid y, aprovechando el posible cansancio de los de Simeone, asestar el primer golpe que hiciera temblar los cimientos de un Calderón que hoy sí contó con los cánticos del Frente Atlético.

    La idea, por original y novedosa, gustó en los momentos previos al choque, también en los primeros compases de un partido que Griezmann, con dos destellos aprovechando las concesiones defensivas de los rayistas, pondría de cara para los suyos. En apenas veinte minutos el Atlético ya dominaba claramente (2-0) y el que más y el que menos esperaba un desenlace plácido para los colchoneros.

    El Rayo, pese a las adversidades no cambió de discurso y siguió buscando a su rival en campo contrario. Manucho iniciaba las hostilidades presionando a Moyá, a Miranda, a Giménez y a quien se interpusiera en su camino. Trashorras manejaba el ritmo del partido y Jozabed le acompañaba, con las espaldas bien cubiertas por Baena y Fatau, mientras que Kakuta y Aquino llegaban una y otra vez por banda para inquietar a los locales, que no se encontraban muy cómodos viendo que, con el paso de los minutos, el Rayo encontraba su camino en el choque.

    También encontró su sitio Roberto Trashorras. El gallego pondría algo de picante al derbi con un extraordinario disparo que sorprendía a Moyá y que dejaba el choque abierto para la segunda mitad. El Rayo seguía vivo en el partido y con esperanzas de dar la vuelta a un marcador que con sus errores se había puesto cuesta arriba.

    El segundo período quedaría marcado por la desgraciada jugada que supuso el 3-1 y que llegaría con un 'autogol' de Manucho. Con este nuevo regalo por parte franjirroja, el Atlético se serenó, vivió momentos de 'run run' desde la grada, pero disfrutó con las galopadas de Griezmann, con el temple de Arda y con la confianza y la seguridad de sus centrales. Pese a todo, Alberto Bueno, que había entrado de recambio en la recta final del encuentro, tuvo en sus botas la posibilidad de recortar distancias, pero no acertó a rematar un pase interior que le pilló de espaldas a la portería atlética, mientras Griezmann volvía a hacer de las suyas estrellando un balón en el poste de la portería de un Toño, que realizaría una gran intervención en un mano a mano con Torres, que había entrado en el tramo final del partido.

    El Rayo lo intentó, hizo muchas cosas bien y algunas mal, y estas últimas, ante el campeón de liga y subcampeón de la Champions se pagan caras. La alegría de volver a ver al Rayo en el Calderón quedó ensombrecida por el vacío de una grada visitante insultantemente huérfana y muda por la imposición de los que deciden cómo deben hacerse las cosas.

     

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