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Wilfred seguirá vivo en Vallecas para siempre

Escrito por Miércoles, 28 Enero 2015

    Opinión. "El corazón de Wilfred, ese que nunca más latirá, el que ya no se alegrará con los goles de su 'rayito', tenía un tamaño fuera de lo normal".


    Opinión. Ayer nos dejaba Wilfred. Todos le recuerdan y todos sienten su pérdida. Pocos supieron durante años qué había sido de su vida y muchos nos horrorizamos al comprobar lo dura que ésta puede ser cuando las cosas vienen mal dadas. Wilfred, aquel portero carismático, querido y aclamado, aquella persona humilde, cercana y amable, se fue para siempre.

    Dicen los que le conocieron y le trataron que Wilfred no era uno más, no era una persona que destacara sobre el resto por lo que parecía, pero sí por lo que realmente demostraba. Su personalidad iba mucho más allá de lo que durante varios años pudimos ver desde las gradas de Vallecas o desde las pantallas de televisión. Su corazón, ese que nunca más latirá, el que ya no se alegrará con los goles de su 'rayito', tenía un tamaño fuera de lo normal.

    Su vida estuvo plagada de acontecimientos que le marcaron. Retirado prematuramente de los terrenos de juego por caprichos del destino, Wilfred, que era uno más del barrio, tuvo que sufrir la enfermedad de su esposa, que acabó en tragedia, y debió afrontar en solitario el resto de su corta vida en Madrid.

    Wilfred, aquel portero capaz de lo mejor y lo peor en apenas cinco minutos, aquel hombre que enganchó a la gente de Vallecas, aquel jugador al que todos querían y muchos admiraban, ya no celebrará más goles del Rayo Vallecano, ni ayudará a los porteros a estirarse un milímetro más para detener un balón imposible. Su barrio siempre le recordará, su gente siempre tendrá un hueco en el corazón para aquel portero "negro", o como se diga de la manera políticamente más correcta, aquel portero que se metió en el bolsillo a los que hoy lloran su suerte, su mala suerte.

    La afición homenajeó al ídolo de la grada, al portero del barrio, ese sí fue un homenaje, una demostración de orgullo, de cariño y de respeto. El que merecía Wilfred, el que este viernes la grada de Vallecas volverá a brindar, con un minuto de silencio y con noventa de aplausos mirando hacia el lugar donde por fin podrá descansar. Wilfred, el portero, la persona, el amigo, el rayista... Wilfred, un héroe en Vallecas, en un fútbol que terminaría por pudrirse... Wilfred, siempre tendrá un guante preparado y una sonrisa que ofrecer. El viernes nos vemos, porque Wilfred seguirá vivo en Vallecas para siempre.

     

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