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Cuando el instinto de supervivencia supera a los aires de grandeza

Escrito por Viernes, 01 Mayo 2015

    Opinión. "Pocos contaban con que los de Vallecas son expertos en tocar las narices al más chulo del barrio y que para eso tienen en su banquillo al más chulo de los chulos del barrio que se puedan encontrar".


    Opinión. Aquí se plantaron, con sus millones, con sus nuevos 'mandamases' con los bolsillos llenos de euros, con sus aires de grandeza, dispuestos a aplastar a esa 'mosca cojonera' que a punto estuvo de mojarles la oreja en la eliminatoria copera, el mismo equipo -aquel plagado de teóricos suplentes- que les dominó en la eliminatoria del 'KO' y que les obligó a tirar de ayudas a terceros para sacar adelante un duelo que no merecían (¿recuerdan la falta a Cristian Alvarez?, pues eso). Esos nuevos señores del latifundio futbolístico español, con deudas para aburrir pero con un gran potencial a nivel institucional -en permanente lucha con Tebas y la LFP- se vieron sorprendidos por un equipo 'chiquito', que apenas abulta más que la chequera de su dueño. El Rayo no era rival para muchos, pocos contaban con alguna ligera molestia a base de sufrir un puñado de minutos, nadie dudaba que los millones invertidos en cada uno de los 'figurores' de su equipo terminarían por aplastar a ese pequeño insecto con franja roja que se terminaría cruzando en su camino.

    Pocos contaban con que los de Vallecas son expertos en tocar las narices al más chulo del barrio y que para eso tienen en su banquillo al más chulo de los chulos del barrio que se puedan encontrar. Quien le quiera expulsar en su casa que se acerque a decírselo a la cara, y quien se lo diga, con una vez basta, ¿qué es eso de insistir y repetir lo que todos habíamos entendido a la primera? "Baja el brazo, que ya me he enterado". Entretanto, el Rayo seguía con su brazo, su cabeza y su pecho arriba, siempre dispuesto a luchar, pelear y batirse el cobre de sus desgastadas botas contra el oro de los ricos llegados 'allende los mares'. Así se las gastan en Vallecas, algunos ya lo sabían, otros por más que en otras ocasiones les tocara sufrir, parecen olvidarse con celeridad de agobios pasados, incluso algunos demasiado cercanos en el tiempo. El instinto de supervivencia acabó con los aires de grandeza de la Champions. Otra vez será.

    A todo esto, después de Sevilla y Valencia, llegan Espanyol, Getafe, Córdoba y Real Sociedad, sin el 'glamour' de los de naranja, sin el potencial económico, social, institucional y no sé qué más de los de naranja, pero con fútbol suficiente alguno de ellos como para hacer sufrir a los 'pezqueñines' de la liga. Los pericos ya echaron de la Copa a los mismos anaranjados que debieron quedarse fuera una eliminatoria antes, así que quien piense que lo que resta es más sencillo que lo pasado, se equivoca de todas, todas.

    Más allá de todo esto, el rayismo se debate entre el pasado y el presente para buscar su futuro y lo hace con los mismos actores de los últimos años. Martín Presa, ese presidente al que pocos conocen más allá de Vallecas (eso he leído en algún que otro medio valenciano), Felipe Miñambres, al que se conoce por ser el artífice de un milagro vallecano que no parece tener fin y Paco Jémez, el más chulo del barrio, capaz de hacer que la obra de Miñambres sea una realidad. Con esos 'actores' seguimos intentando construir el futuro. Felipe se quedará, Paco volará y Presa, aunque algunos digan que está buscando vender el club, seguirá donde está. Esa parece la realidad del presente, aunque Jémez deje entreabierta la puerta, Miñambres no haya abierto definitivamente la suya y Presa no haya sido capaz de abrir ambas para regocijo de su afición.

    Gozada. Esa es la palabra que define lo que estamos viviendo en Vallecas. Ir a Eibar y disfrutar como un enano, acudir a Sevilla sin importar demasiado si esos puntos valían para esto o para aquello y ser capaces de hacer tambalearse a un auténtico gigante construido a base de cheques y más cheques... tiene un mérito de la leche, como diría el renombrado Jémez. Vivir una nueva temporada en Primera, poder decir que se están atendiendo los pagos y aguantar pese a los horarios y tantas otras cosas que maltratan a nuestra afición es algo reseñable y resaltable, sin duda. Vallecas será un barrio, sí, lo es; Vallecas será humilde, que también; pero Vallecas es lo más grande. El Rayo no es más que el reflejo de sus gentes. Valentía, coraje y nobleza. Y que pasen muchos 'anaranjados' más. Un placer.

     

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