El futuro del Rayo Vallecano empezó a escribirse el mismo día en el que los directores de la cantera franjirroja evitaron lamentarse por la 'fuga de talentos' provocada por los cantos de sirena de otros equipos y siguieron apostando fuerte por una filosofía, una idea y una manera de entender el fútbol que en apenas unos pocos años ha empezado a dar sus primeros frutos. El ascenso de jugadores como Lucas, Nacho, Embarba, Lass o Leo y las pruebas sin éxito definitivo de Rubén Ramiro, Diamanka o Mario, han dado paso a un salto generacional prometedor e ilusionante.

Los juveniles del Rayo Vallecano son el activo más preciado que tiene la entidad franjirroja de cara al futuro y Paco Jémez lo sabe, lo cuida y lo intentará explotar. Campeones de liga en un grupo en el que también participaban el Real Madrid, Atlético de Madrid y Getafe, entre otros, semifinalistas de liga a nivel nacional dejando en la cuneta a un excepcional Málaga y campeones de la Copa del Rey, tras derrotar en una apasionante final al Real Madrid, los más jóvenes del lugar han sabido ganarse un hueco en el pensamiento del técnico vallecano.

De momento, los Clavería, Akieme, Juancho y compañía se han ganado el derecho a compartir vestuario y campos de entrenamiento con Trashorras, Tito, Toño o Zé Castro, jugadores con dilatada experiencia y trabajo a sus espaldas, que ayudarán al desarrollo de estas promesas del fútbol del Rayo.

Poblete, Akieme, Juancho, Clavería, Lucho, Montiel, Kike y Uche sueñan con triunfar en el Rayo, mientras viven con ilusión un presente que les permite vislumbrar un mañana repleto de alegrías.