Toño, aquel portero que Jémez no había pedido, el mismo que llegó para adelantar por la derecha a Cristian Alvarez y Cobeño, el veterano, el que trabaja como si fuera un juvenil, ese Toño apareció anoche para aguar la fiesta a un vallecano de 'pro', a un Alvaro Negredo que quiso teñir de nubarrones el estreno liguero de su ex-equipo, pero que se encontró con un talentoso Toño que se presentó ante sus pretendientes como lo que es, un porterazo. La afición también lo reconoció al grito de 'Toño, Toño' y Nuno, por si tenía alguna duda, se fue a dormir soñando con verle ocupar el lugar de Yoel. No es para menos.

Toño, por delante de Cobeño y Juan Carlos en la mente de Jémez, sacó una mano inverosímil en la primera mitad, con el cuerpo vencido a un lado, para frustrar un remate de Santi Mina que parecía suponer el 0-1. Posteriormente tapó con todo su cuerpo un remate de Piatti, que terminó saliendo desviando. Y dejó su recital para el final. Con el partido prácticamente visto para sentencia apareció el Toño al que muchos quieren en Valencia (todavía hay mercado de fichajes para ello). Una llegada por la izquierda, un balón atrás y la llegada del peor enemigo de los porteros, Alvaro Negredo, terminaron helando los corazones de los diez mil aficionados presentes en el Estadio. Toño, con una reacción descomunal, con unos reflejos fuera de lo normal, sacó su brazo derecho a pasear para tapar el potente disparo del vallecano, frustrando la fiesta valenciana y devolviendo la respiración a los de Vallecas, que habían quedado mudos ante el intento de Negredo y la reacción del portero franjirrojo. Toño dice que quiere devolver al Rayo todo lo que le ha dado en este año, esperemos que sea vistiendo la misma camiseta y portando el mismo escudo con el que anoche asombró a propios y extraños. Y en Valencia que esperen y sigan sufriendo con sus paradas.