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Habrá que mirar al pasado y aprender de los errores

Escrito por Martes, 15 Septiembre 2015

    Opinión. "No puedo sentirme cómodo con el 'run run', los silbidos, e incluso, insultos, de aquellos que llevan puesta la misma camiseta que el hombre al que están faltando al respeto".


    Opinión. Hoy vuelvo a echarme al ruedo para encontrarme de nuevo con aquello que no me gustaba si el protagonista era David Cobeño, Mojica o Lass. Me da igual su nombre, nacionalidad, edad o estatura, me da igual si ataca o defiende, si sube o baja, si es diestro o zurdo, me da igual. A mí solo me importa que cada fin de semana se ponga la camiseta del Rayo con orgullo, que la defienda a ultranza y que me haga sentir que mi equipo es el más especial del mundo, porque, si no lo es, anda cerca. Lo de ayer me volvió a encender, me volvió a enfadar, me volvió a indignar y me volvió a avergonzar. Silbar a un jugador del Rayo es no saber dónde se está, es no saber de dónde se viene, es no saber que la vida no empieza ni acaba en Primera División. 

    ¿No voy a entender que tres errores seguidos de Trashorras te puedan desesperar? Claro. ¿Acaso no voy a saber que un error o dos o tres de Amaya te ponen de los nervios? Evidentemente. Pero... ¿ya está? ¿Eso es todo? No, me niego a aceptar que los mismos que vitorean y alaban el juego del Rayo, el juego de Trashorras, las anticipaciones de Amaya, esos mismos, a la vuelta de tres jornadas de liga son capaces de silbar a sus propios jugadores. Trashorras estará lento en ocasiones, quizá, pero es el jugador que más kilómetros hace en el equipo, partido a partido, jornada tras jornada. Y Amaya, más allá de sus deslices personales y por los que ya ha dado la cara, no creo que sea dudoso de sentir esa camiseta y ese escudo, tanto o más que cada uno de nosotros.

    Jémez se pone por delante y pide que le piten a él. Yo me pongo por delante y pido que no se pite a nadie. Prefiero mil veces el silencio de quien tiene mucho que decir y se calla, al sonido exasperante de los silbidos de unos pocos. Tolero que haya seguidores del Rayo que se sientan estafados, defraudados o engañados cuando esperan un espectáculo de cierto nivel y terminan sufriendo a un equipo que se aleja del estereotipo de calidad y ataque que se le supone. Acepto que esos seguidores que pagan un abono y sacrifican la tarde de un lunes por acudir a un estadio de fútbol, entiendan que algo les falta cuando su equipo no juega como ellos quieren, lo entiendo. Pero no puedo sentirme cómodo con el 'run run', los silbidos, e incluso, insultos, de aquellos que llevan puesta la misma camiseta que el hombre al que están faltando al respeto.

    Miremos un poco al pasado y aprendamos de los errores. Equipo y afición siempre unidos, esa es la fuerza de Vallecas. Rota esa unidad... el futuro se nubla. Apoyemos a la gente que día a día, semana a semana, trabaja para hacernos disfrutar, para hacernos soñar. Entendamos que un mal día, o dos o tres los tiene cualquiera (mucho más si juega en el Rayo, por supuesto) y animemos al que se equivoca para conseguir que la siguiente le salga bien, porque volverá a intentarlo. El Rayo es lo que es, eso es lo primero que deberíamos tener claro, y bastante tenemos con los horarios y demás parafernalia de esta liga, como para nosotros mismos crucificar a los nuestros y echar leña a un fuego que no necesita más que bomberos con la camiseta del Rayo, por favor. 

     

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