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El Rayo se impuso a un luchador Sporting

Escrito por Miércoles, 23 Septiembre 2015

    El Rayo Vallecano consiguió derrotar al Sporting de Gijón (2-1) en un partido que se puso de cara al filo del descanso, pero que hubo que pelear hasta el final ante un equipo asturiano que, en desventaja numérica, peleó hasta la extenuación.



    Ficha técnica:

    Rayo Vallecano (2): Toño, Nacho (A), Amaya, Llorente, Rat, Baena (A), Trashorras, Bebé (Lass, minuto 53), Pablo Hernández (Embarba, minuto 26), Jozabed y Javi Guerra (Manucho, minuto 74).

    Sporting de Gijón (1): Alberto, Halilovic, Luis, Bernardo (A)(A), Guerrero (Carlos Castro, minuto 74), Canella (A), Mascarell, Sanabria (Lora, minuto 43), Jony, Rachid (Sergio Alvarez, minuto 54) y Mere.

    Arbitro: Vicandi Garrido.

    Goles: 1-0. Minuto 39. Trashorras, de penalti; 2-0. Minuto 47. Javi Guerra; 2-1. Minuto 49. Jony.


    Correr, correr y correr. Esa era la premisa de un Sporting de Gijón que llegó a Vallecas a refrendar su excepcional inicio liguero, pero que se encontró con la primera derrota de la temporada a manos de un Rayo que hoy volvió a carburar y que supo explotar el fútbol que desarrolla Trashorras, el aporte de Jozabed en la media punta y las llegadas por banda de Bebé y Pablo, que tuvo que retirarse lesionado al sentir un pinchazo en su pierna derecha durante el primer período.

    No hubo sorpresas en el planteamiento inicial del conjunto de Jémez. Los dos centrales disponibles para el choque con los asturianos, Llorente y Amaya -que hicieron muy buen partido- volvieron a estar flanqueados por dos laterales zurdos: Rat y Nacho. Lo del madrileño es especialmente llamativo. Con Tito recuperándose a marchas forzadas de su lesión y con Quini e incluso Chengdong en el banquillo, esperando una oportunidad, Nacho ha sabido aprovechar la opción que el técnico le brindó en Las Palmas para afianzarse en una posición extraña, lateral a pierna cambiada, que aporta mucha verticalidad a su costado.

    El eje del equipo volvía a ser una semana más el formado por Baena y Trashorras o viceversa y por un Jozabed que aprovechó a la perfección los minutos que disputó ante la Unión el pasado domingo, para ganarse la confianza del míster en una zona que no le es extraña (en el Real Jaén jugó en esa posición y la pasada campaña también lo hizo en el Rayo en algunas ocasiones). La aparición de Jozabed es una bocanada de aire fresco a la zona ofensiva de un equipo que todavía tiene que crecer mucho, algo que sucederá cuando tanto Javi Guerra como Bebé se encuentren a pleno rendimiento. De la conexión de todos ellos y la ayuda de jugadores como Embarba, Lass, Fariña o Ebert dependerá en gran medida el nivel que pueda aportar este Rayo que, tras las dos primeras victorias liguera,s ha encontrado la tranquilidad que se esfumó tras perder con el 'eje gallego', formado por Celta de Vigo y Deportivo de la Coruña.

    Enfrente el Rayo tuvo a un rival de un nivel parejo, con jugadores como Halilovic de una gran calidad y con bregadores y luchadores que ejercen en todas las zonas del terreno de juego. El de Abelardo es un equipo que no se rinde y que, pese a sentirse claramente perjudicado por la actuación arbitral, no le perdió la cara al partido en ningún momento.

    El encuentro arrancó con un hiperactivo Bebé, que quería todo el protagonismo de un choque en el que su aportación iría de más a menos, tanto que Jémez le cambió por 'desaparecer' en la segunda mitad. Su larga zancada, su verticalidad, la explosividad en el regate y un potentísimo disparo son armas que todavía no ha sido capaz de mostrar y explotar pero que, cuando llegue el momento, prometen ofrecer grandes alegrías a un afición que hoy superaría la cifra de once mil asistentes.

    Rat acompañaba por banda izquierda, mientras Pablo se movía con soltura entre líneas para desestabilizar a una defensa asturiana que sufrió en momentos aislados las llegadas por banda de un Rayo que quería ser dueño del partido, para hacerse acreedor a la segunda victoria de la temporada. Pablo buscaba los huecos, metía balones al espacio libre para la carrera de Javi Guerra y fue protagonista hasta que, antes de la media hora de encuentro, tuvo que solicitar el cambio por un problema muscular que le impidió continuar en el campo.

    Bebé estuvo cerca de lograr el primero con un remate seco que pasó junto al palo de la portería de Alberto, instantes antes de que se sucedieran los acontecimientos que decantarían el choque hacia el lado local. Una clara falta cometida por Bernardo sería sancionada con tarjeta amarilla, circunstancia puramente anecdótica y circunstancial hasta que, apenas dos minutos más tarde, el propio Bernardo vería la segunda cartulina tras cortar con la mano dentro del área una acción de ataque rayista. Ahí empezaría a gestarse la victoria del Rayo. Trashorras transformó la pena máxima y el descanso dejó a los locales con una sonrisa y a los visitantes con una mueca, sobre todo tras la lesión de Sanabria, que trastocaría más si cabe los planes de Abelardo para la segunda mitad.

    En la reanudación todo lo que sucedió fue peligroso, y para el Sporting casi todo polémico. Javi Guerra marcaba el que parecía el gol de la tranquilidad para un Rayo que tuvo que sufrir por sus propios errores. El primero de Amaya que, en la salida del balón, se dejó robar la cartera y, apenas un minuto más tarde del 2-0, volvía a dejar todo abierto tras el tanto anotado por Jony. A partir de ahí, el Sporting lo intentó con más corazón que cabeza y la velocidad de Embarba se encargó de hacer el resto. El extremo vallecano superó continuamente a Lora y unas veces por errores en el pase y otras por fallos en la colocación o el remate, generó infinidad de ocasiones de peligro que no fueron culminadas por los atacantes. Manucho se incorporó al juego, también lo hizo Lass y el Rayo siguió generando peligro, mientras el Sporting buscaba un empate que pudo haber logrado si el colegiado hubiese señalado como penalti unas manos muy protestadas por el conjunto asturiano. Baena, Lass, el propio Embarba o Manucho pudieron sentenciar definitivamente un partido que se había vuelto eléctrico por el empuje de un Sporting que quiso y no pudo y que cayó derrotado, pero con la cabeza muy alta, en su visita a Vallecas.

     

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