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El esfuerzo y la superioridad del Rayo se quedan sin premio en Sevilla

Escrito por Sábado, 26 Septiembre 2015

    El esfuerzo del Rayo Vallecano para remontar el 2-0 que reflejaba el marcador al descanso de su encuentro contra el Sevilla no tuvo premio. Konoplyanka, a falta de cinco minutos y de falta directa, anulaba el empate logrado por Bebé y Guerra.



    Ficha técnica:

    Sevilla (3): Sergio Rico, Coke (Mariano, minuto 72), Andreolli, Kolodziejczak, Tremoulinas, Krychowiak, N'Zonzi (Cristóforo, minuto 72), Iborra (A) (Konoplyanka, minuto 62), Krohn-Dehli, Reyes y Gameiro.

    Rayo Vallecano (2): Toño, Nacho, Amaya (A)(A), Llorente (A), Rat, Baena, Trashorras (A) (Dorado, minuto 85), Jozabed, Embarba (Lass, minuto 64), Bebé y Javi Guerra (Manucho, minuto 80).

    Arbitro: Hernández Hernández.

    Goles: 1-0. Minuto 22. Gameiro; 2-0. Minuto 45. N'Zonzi; 2-1. Minuto 55. Bebé; 2-2. Minuto 67. Javi Guerra; 3-2. Minuto 85. Konoplyanka.


    El Rayo Vallecano llegaba a Sevilla con la intención de prolongar su racha de victorias, apoyándose en la mejoría de su juego defensivo, y con ganas de crecer también en la creación, en el mando y en el manejo del balón. La plaza, el Sánchez-Pizjuán, no parecía el lugar más idóneo para demostrar la valía de un equipo llamado a luchar por la salvación y a hacer soñar a su afición con metas mayores, sobretodo porque enfrente estaba un Sevilla necesitado de puntos, de autoestima y de orgullo para salvar los muebles ante su afición.

    Para lograr su objetivo Emery introdujo varios cambios en su equipo buscando la frescura que había echado en falta en las jornadas iniciales. Iborra, Gameiro y Reyes formaban el tridente ofensivo de un Sevilla que sabía lo que tenía que hacer para superar la presión alta de un valiente Rayo, que no se 'encogió' en el Pizjuán y que buscó a su rival en área contraria.

    El conjunto de Jémez, que únicamente contaba con la novedad obligada de Embarba tras la lesión de Pablo, se echó arriba para imposibilitar la salida clara de un conjunto con calidad suficiente para 'armar el taco' en cualquier acción de ataque. Pero además de la presión, el Rayo exhibió músculo futbolístico, amasando la pelota y generando peligro para inquietar a una hinchada que se había conjurado con los suyos para sacar adelante el primer partido de la temporada.

    Trashorras daría el primer aviso a los cuatro minutos con un disparo que se marchó desviado y Javi Guerra, que hoy volvió a 'mojar', se escapó en velocidad cediendo a Jozabed para lucimiento de un Sergio Rico que tuvo mucho trabajo esta noche. Al Sevilla le costaba salir con el balón controlado y buscaba superar la primera línea de presión de los rayistas con toques rápidos y sin dar balonazos arriba. Cuando lo conseguían, el peligro estaba asegurado. Coke remató alto con la cabeza en uno de los primeros acercamientos de los locales, mientras que Javi Guerra contestaba con un intento de remate a pase de Jozabed desde la derecha, que no logró contactar. El partido prometía espectáculo y el Rayo quería dominar y manejar el mismo, pero se encontró con una acción aislada generada en la banda de Nacho, que hoy volvía a ejercer de lateral derecho, y culminada por el hombre más peligroso de los hispalenses, el francés Gameiro. El Sevilla se ponía por delante inclinando una balanza que no medía el peso futbolístico, sino más bien el del corazón.

    Con el paso de los minutos, y alcanzada la primera media hora del choque, el dominio del conjunto vallecano se haría insultante, encerrando a un Sevilla que perdió metros y que durante el resto de la primera mitad y buena parte de la segunda, viviría instalado en la frontal del área de Rico. El dominio de los franjirrojos sería infructuoso, perdiendo presencia en los metros finales y permitiendo que las contras de los locales decantaran casi de manera definitiva el devenir del partido. Otra llegada de Tremoulinas por el lado de Nacho y un tremendo error en el marcaje en el segundo palo permitieron a Reyes habilitar a N'Zonzi para, al filo del descanso, anotar el 2-0 que echaba por tierra el extraordinario trabajo de un Rayo que no merecía, ni de lejos, tal castigo.

    Un golazo de Bebé provocó la reacción definitiva de un Rayo que cayó a balón parado

    La segunda mitad arrancaría de nuevo con dominio franjirrojo. El Rayo quería apretar el partido, sabía de las dificultades de su rival para generar fútbol y buscaba con insistencia recortar unas distancias que en el marcador parecían casi insalvables. Para lograrlo, el Rayo necesitaba de los hombres de banda, que en la primera mitad no habían sido nada determinantes, y entonces emergió el mejor Bebé. Un misil de falta directa lanzado por el portugués activó la reacción de un Rayo que buscó el empate, lo mereció y lo logró tras unos minutos de auténtico vértigo en el Pizjuán. Gameiro cedía a Iborra, que completamente solo no pudo superar a un Toño que tapó perfectamente los huecos. Esta sería la última ocasión clara para el Sevilla hasta la recta final de un choque que daría un nuevo vuelco tras el empate anotado por Javi Guerra.

    La igualada provocó mayor nerviosismo en el conjunto de Emery y la grada respondió con 'bronca' a los suyos, que se veían totalmente superados por las circunstancias y por un Rayo que buscaba y merecía mejor suerte que el punto que hasta ese momento conseguía rescatar. Jémez metía más leña al partido con la velocidad de Lass, intentando aprovechar la 'caraja' de su rival. El guineano buscó con insistencia aprovechar su explosividad y a punto estuvo de lograr el tercero con un disparo cruzado que pasó junto al poste de la portería de Rico.

    Pero el destino tenía guardado un revés inesperado para el Rayo esta noche. En otra frenética acción de Gameiro, que volvió loca a la defensa franjirroja durante todo el encuentro, Amaya vería la segunda tarjeta amarilla y, a falta de cinco minutos, Konoplyanka, que se había incorporado en la segunda mitad, superaba la barrera y batía a Toño para desesperación de un Rayo que había sido mejor que su rival y que, a balón parado, veía cómo su esfuerzo era baldío.

    Los instantes finales, con la gasolina bajo mínimos, no sirvieron para que el Rayo tuviera opciones de empate, dejando escapar un merecido punto ante un Sevilla que salvaba la cara clasificatoria, pero que volvía a dejar muchas dudas a nivel de fútbol.

     

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