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Ahogados... y sin aliento

Escrito por Domingo, 04 Octubre 2015

    El Rayo Vallecano perdió ante el Betis (0-2) en un partido en el que los de Paco Jémez fueron incapaces de imponer un ritmo alto de juego, ante un rival que tenía las ideas muy claras y que fue superior en líneas generales.



    Ficha técnica:

    Rayo Vallecano (0): Toño, Nacho (Manucho, minuto 64), Zé Castro, Llorente, Rat (A), Baena, Trashorras, Jozabed (Fariña, minuto 64), Embarba (Lass, minuto 45) (A), Bebé (A) y Javi Guerra (A).

    Real Betis (2): Adán, Bruno, Renella (A) (Joaquín, minuto 69), Piccini (A), Cejudo (Molinero, minuto 86), Westermann, N'Diaye, Portillo (Molina, minuto 79), Rubén Castro, Petros y Varela.

    Arbitro: Iglesias Villanueva.

    Goles: 0-1. Minuto 20. Westermann; 0-2. Minuto 61. Rubén Castro.


    El Rayo Vallecano no encontró el camino, se perdió en luchas infructuosas y sufrió los rigores del cambio de estilo del Betis de Pepe Mel, que llegó a Vallecas pensando en cómo superar las largas transiciones del Rayo y salió de la que hace años fuera su casa, reforzado y con una sonrisa de oreja a oreja. Los vallecanos, deprimidos, ahogados, sin ideas y sin el habitual aliento de su grada, siempre determinante, no fue capaz de superar los momentos clave de un partido que tenía pinta de no acabar nunca.

    Jémez ya anticipó cambios en la defensa, obligados por la expulsión y sanción de Amaya, pero menos de los que muchos vaticinaban, con el probable regreso de Tito a su banda. No fue así y el técnico franjirrojo limitó las modificaciones a la incorporación de Zé Castro, manteniendo el resto del bloque esperado, que hoy no estuvo a la altura.

    El Rayo, con Trashorras y Baena en el centro y Jozabed por delante, tuvo muchas dudas, cayó demasiadas veces en las trampas tendidas por los verdiblancos y generó peligro de manera deslavazada y discontinua, mientras su rival sabía esperar el momento, jugaba a una velocidad superior y aprovechaba sus llegadas para poner en aprietos a Toño.

    No fue fácil el partido en defensa, tampoco lo fue en ataque, mientras el centro del campo y las bandas buscaban hacer su fútbol pero sin la solvencia y la peligrosidad habituales. El Betis, bien asentado atrás, esperando a su rival, sorprendió a los franjirrojos, que no supieron interpretar el escenario planteado por Pepe Mel.

    El comienzo del partido, con dos equipos que se tanteaban para entender las intenciones del rival, brindó la primera ocasión para los verdiblancos con un centro de Piccinni que puso en dificultades a un Toño que tuvo que despejar a saque de esquina. Con el primer aviso quedaron claras las intenciones de un Betis que pareció esperar atrás, pero rápidamente fue a presionar la salida del balón del Rayo, provocando el pánico en la evolución del juego vallecano. Al cuarto de hora, de nuevo Toño salvaba los muebles ante el disparo duro de Ranella, tras robo en zona de ataque.

    Después de un dubitativo comienzo, el Rayo pareció empezar a generar el juego que la afición franjirroja demanda y Javi Guerra tuvo el protagonismo que hasta entonces no había podido tener. Dos remates casi consecutivos servirían para igualar un partido que empezó a decantarse con una pérdida de balón que aprovechó el central Westermann para, tirando la pared con Rubén Castro, batir a Toño y poner al Betis por delante a los veinte minutos de juego.

    A partir de ese momento, las líneas de actuación de ambos conjuntos quedaron mucho más remarcadas. El Rayo tenía balón, aunque casi nunca sabía qué hacer con él, mientras el Betis dejaba hacer a su rival para darle otra dentellada al partido. Bebé buscó la verticalidad que no tenía su equipo, aunque sus remates fueron generalmente malos, y el empuje vallecano se consumía conforme pasaban los minutos.

    Con la segunda mitad llegaría la aparición de Lass, en lugar de un poco afortunado Embarba, y un nuevo intento de Bebé que, tras rozar en Javi Guerra, a punto estuvo de suponer el empate. El Betis siguió a lo suyo, tapando las maniobras de Trashorras con el gran trabajo de N'Diaye y Petros por el centro, mientras el Rayo intentaba llegar pero fallaba en los metros finales, con pases poco claros y remates sin apenas peligro.

    Al cuarto de hora, Cejudo estuvo más vivo que Zé Castro y Rubén Castro, el de siempre, aprovechó para sentenciar el choque y activar todas las alarmas en un Rayo que cambió de defensa, con tres atrás, y que metió en el campo a Manucho y Fariña para terminar quemando definitivamente las naves yendo a un abordaje que no tenía escapatoria. Trashorras lo intentó desde la frontal, pero su intentó se marchó desviado, y el Rayo, que ya lo tenía todo perdido, se lanzó a una ofensiva con más corazón que cabeza que puso en aprietos a Adán, pero sin opciones de dar un vuelco definitivo al choque.

    El Betis, entre tanto, y con la entrada de Joaquín, pudo ampliar su renta con un remate del gaditano al poste y con un par de acciones que sirvieron para finiquitar un enfrentamiento con menos historia de la esperada entre dos equipos que evidenciaron diferencias de ritmo y de claridad de ideas.

     

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