Cuando las dinámicas son malas, cuando los resultados no se dan, cuando todo se ve gris oscuro y casi negro, pasan las cosas que le están pasando al Rayo Vallecano. El equipo de Míchel es capaz de aguantar ante el Barcelona y ceder en los minutos finales, es capaz de ser mejor por momentos que el Villarreal y terminar empatando por no cerrar el resultado, todo negro o casi gris oscuro. Así se está escribiendo la historia del Rayo de Míchel esta temporada. Así fue el partido ante el Villarreal de esta tarde. Los vallecanos se vieron dominados en los primeros compases de choque por un equipo tan necesitado de puntos, de victorias y de moral como los franjirrojos. Los de Calleja también están con el agua al cuello y eso, en el minuto a minuto a un partido, se nota y mucho. La ansiedad, la falta de confianza y los nervios se apoderan de jugadores que, en otras circunstancias, jugando sueltos y con confianza, son capaces de ofrecer mucho mejor rendimiento del que están aportando hasta la fecha. Ese análisis vale para los dos equipos que se enfrentaban esta tarde en un Estadio de Vallecas que empezó con el homenaje al pequeño Jorge y con un inexistente minuto de silencio que se 'inventó' la grada de Vallecas como último recuerdo para uno de los suyos. 

Futbolísticamente el Rayo es capaz de lo mejor y de lo peor. Es capaz de generar mucho peligro y disparar en infinidad de ocasiones sobre el portal de Asenjo, que tuvo una muy buena actuación. Pero también es capaz de descomponerse atrás, de dejar "vendido" a Amat y de autogenerarse situaciones de riesgo con una facilidad pasmosa. Raúl de Tomás se empeñó en rematar por encima del portal amarillo en la primera mitad. Los centros laterales, llegados principalmente desde el costado derecho donde se acomodaba en ocasiones Pozo, donde caía también Trejo y donde evolucionaba con insistencia Embarba, eran culminados por el ariete franjirrojo con remates de cabeza por encima del larguero. El Villarreal intentaba replicar y lo hacía con un buen disparo de Gerard que despejó en una excelente estirada el debutante Dimitrievski, que suplía a Alberto en la portería. Míchel había decidido que era el momento de cambiar fichas en la portería y el movimiento fue un 'ni fu ni fa'. Bien en ocasiones, regular en otras, Dimitrievski estuvo tan bien como podía haber estado Alberto en otras ocasiones y los goles, una vez más, no fueron culpa suya. Habitualmente ha sido así.

Superada la primera media hora de choque, el Villarreal se ponía por delante con un buen remate de Chukwueze, uno de los grandes destacados junto a Ekambi, que no pudo detener Dimitrievski, El conjunto amarillo lograba su objetivo de ir mandando en el marcador y me meter más presión a un Rayo que vivía la transición de pasar del empate a la victoria con una nueva derrota momentánea. Imbula lo intentó con un 'box to box' que finalizó con un pase poco preciso, otro de los males que penalizan a los vallecanos. Los últimos movimientos, los envíos al hueco, los centros... ahí está la diferencia entre la segunda y la primera división. En segunda te puedes permitir el lujo de no tener un porcentaje elevado de efectividad en el pase, pero en primera eso es inviable. Para luchar contra eso está el trabajo diario y la fe, la que tuvo Trejo para luchar por un balón que aparentemente se perdería por la línea de fondo para llegar, centrar y permitir que De Tomás, que esperaba donde esperan los delanteros centro de toda la vida, lograse el empate al filo del descanso. El Rayo salvaba los muebles sobre la bocina de una primera mitad que tuvo un poco de todo.

La segunda mitad empezó con un potente lanzamiento de falta de Embarba detenido por Asenjo y con otra acción individual del bullicioso y persistente Chukwueze, un quebradero de cabeza para la defensa local. Comesaña respondió con un remate que pasó junto al palo en un intercambio de golpes que no tenía ganador aparente, más allá del puro espectáculo futbolístico. Trejo también estuvo cerca de poner en ventaja a los suyos, pero de nuevo la falta de precisión en el remate privó al Rayo de conseguir su objetivo. Según pasaban los minutos iba aumentando la tensión en Vallecas. De Tomás veía cómo se le anulaba un gol por fuera de juego, instantes antes del gol de Alvaro. El propio De Tomás remataba 'desde su casa', Asenjo despejaba a duras penas y Alvaro, muy atento, aprovechaba para rematar con potencia y con rabia adelantando al Rayo en el marcador. Y de ahí hasta el final, una auténtica sucesión de acontecimientos que llevaron el partido al drama final. Pedraza se plantó solo ante Dimitrievski e incomprensiblemente remató fuera con todo a favor, gol anulado por fuera de juego de Funes Mori en el lanzamiento de una falta y golazo de Sansone, que se buscó hueco para rematar con violencia al palo largo de Dimitrievski. Quedaban diez minutos y todavía podía pasar de todo.

Lo intentó Alex Moreno con un remate que Asenjo enviaba a saque de esquina y el Villarreal se quedaba con un hombre menos para los cinco minutos finales tras la expulsión de Alvaro por doble amarilla. De ahí al final, el Rayo apretó, el Rayo lo intentó, pero el Rayo no consiguió salir a flote a costa de un submarino que dio por bueno el punto en Vallecas en un partido de ida y vuelta que pudo caer para cualquier lado.