RAYO VALLECANO 2 - TENERIFE 1

El Rayo se reencontró con la victoria ante el Tenerife para romper de manera definitiva la racha de cinco empates consecutivos, logrando su tercera victoria de la temporada y dejando por el camino a un rival que, a día de hoy, está más cerca de luchar por el descenso que de pensar en otra cosa.

Jémez tuvo que improvisar en la portería por las ausencias forzosas de sus dos porteros titulares. Alberto, todavía recuperándose de una sinovitis de rodilla, y Dimitrievski, convocado por su selección, dieron la oportunidad a un Miguel Morro que debutó con gol en contra, pero con una victoria muy importante. El portero tuvo poco trabajo, estuvo muy atento y conectado durante los noventa minutos y solventó sin sobresaltos un choque en el que protagonismo corrió de parte local.

Además de la portería, el técnico vallecano tuvo que 'retocar' otras líneas. Tito recuperaba su sitio en el lateral derecho, Luna lo hacía  en el izquierdo, Comesaña se iba al centro del campo y Bebé una vez más a la banda. El resto, con los centrales más habituales (Catena y Saveljich), Trejo y Pozo y Ulloa en punta, era lo más previsible de un once que saltó al césped del Estadio de Vallecas convencido de sus posibilidades y con ganas de dar un golpe sobre la mesa para meterse en la pomada y olvidar un tramo de competición complicado en el que los empates sembraron demasiadas dudas sobre el rendimiento del equipo.

Enfrente, el Tenerife, con muchas más duda aún, confirmó su bajo estado de forma y apenas inquietó a un Rayo que dominaba el balón y generaba situaciones en ataque, aunque con cuentagotas. La primera parte era insulsa, aburrida, y para lo que es Vallecas extremadamente triste. Vivir un partido en Vallecas es como trasladar el salón de tu casa al estadio. Cero ambiente, o casi cero, desenchufa al más pintado. Esto no es Vallecas, aunque visualmente siga pareciéndose. Si, además, añadimos al cocktail que el Tenerife únicamente necesitó llegar una vez para ponerse por delante, la ecuación empezaba a dar resultado negativo para los franjirrojos.

Otra asistencia de Embarba y un buen remate de Catena abrieron el camino de la remontada para el Rayo

Menos mal que el Rayo tiene a Embarba. El extremo, que salió lesionado en la segunda mitad, volvió a utilizar el guante que tiene en su bota derecha para poner un balón franco para la llegada de Catena, que aprovechó el 'regalo' de su compañero para seis minutos después del gol de Milla (un ex del Rayo que marcaba en Vallecas), poner las tablas de nuevo en el marcador. Del Tenerife no hubo noticias ni antes del 0-1, ni después del 1-1. Un gran lanzamiento de falta de Embarba, que tocó madera al golpear en el larguero, pudo haber abierto la renta favorable para un Rayo que tenía balón y que principalmente generaba peligro en el balón parado.

La segunda mitad siguió con el mismo guión escrito. El Tenerife seguía siendo un equipo apagado, un conjunto del que poco se podía extraer y que, en Vallecas, no mostró a qué quiere jugar, si es que quiere jugar a algo. El Rayo seguía teniendo el balón, vivía más o menos cómodo y seguía parapetando a su joven cancerbero, que siguió siendo un espectador más de un Estadio que volvió a clamar contra su presidente, una jornada más.

Con el partido volcado hacia el fondo de Bukaneros, donde tocaba atacar en la segunda mitad, llegaría el otro central para poner las cosas en su sitio. Un gran remate de cabeza de Saveljich suponía el 2-1 y noqueaba de manera casi definitiva a un Tenerife que tímidamente intentó dar un paso al frente, ayudado por unos minutos de incertidumbre local en los que pareció que se volvía a las andadas y a no saber jugar con el marcador en ventaja. Faltaban veinte minutos y el Rayo ya tenía el partido donde necesitaba. Los intentos finales de los canarios, que no tuvieron ni orden ni concierto, y algunas carreras explosivas de Bebé o Alvaro, que se incorporó en la segunda mitad, iban a finiquitar un choque que no pasará a la posteridad por su fútbol, pero que, al menos, sirve para que el cuadro vallecano regrese momentáneamente a puestos de play-off y para, lo que es más importante, que se rompa ese maleficio de los minutos finales y de los empates interminables.